Fotografía: cortesía Club Deportivo Oro La Piedad


El Club Deportivo Oro La Piedad es ese equipo de tradición llanera en los distintos campos de Querétaro y la zona Bajío, donde su legado, desde 1943, ha trascendido la propia historia para sobrepasar fronteras y ser uno de los más relevantes del fútbol regional; incluso, a decir de su entrenador, Guadalupe Ramírez, considerado el segundo equipo de esta ciudad luego de Gallos Blancos. 

El Infiernillo es su casa. Un campo en medio de aquel viejo barrio del siglo XIX, reconocido por los cultivos de lechuga en lo que se consideraba los límites de la ciudad. Poco a poco, y con la llegada de la industria, fue construyéndose hasta ser lo que es hoy: un territorio polivalente, de violencia y unidad; dos palabras que le han dado fortaleza e identidad con el paso del tiempo.

Pero no es solo la violencia la que resalta, pues han buscado promover la pasión y no la agresividad en lo que ahí sucede. Jóvenes y adultos con tatuajes del club en la piel dicen mucho de un equipo que ha logrado hacerse de un nombre, con una afición fiel dentro de La Piedad y fuera de ella. «Nos siguen de Michoacán, Jalisco, Guanajuato, ha sido todo un impacto», detalló a este medio Guadalupe Ramírez, quien además de dirigir, es uno de sus grandes impulsores. 

Los Ramírez son una familia pambolera, de tradición. Abuelos, padres, hijos y nietos han labrado un nombre en este barrio y en un equipo que tiene detrás este apellido. Ahora cuentan con equipo femenil e infantiles, como una búsqueda de darle mayor peso y profesionalidad a lo que implica tener un balón entre los pies y 11 jugadores dispuestos a darse en la madre en una cancha.

Entre lechugas y hornos de ladrillo

Deportivo Oro La Piedad comenzó como un equipo de béisbol en los años treinta, denominado como «Los Lechugueros», pues era una zona de cultivo de esta planta, pero que no tuvo mayor arraigo al llegar el balompié a esta zona casi en los años cuarenta, cuando viene el auge de los equipos de primera división y que causó furor entre los aficionados, razón incluso del nombre «Deportivo Oro». 

«Cuando viene el boom de los equipos de primera división empezaron con ese mote, debido a este equipo emblemático de Jalisco. Estaba el Atlas La Cañada, el América de Santana, Chivas de Hércules y los equipos de aquella época se ponían ese nombre y se quedó el de La Piedad», indicó Guadalupe Ramírez.

A partir de ahí comenzaría su legado y una afición que inmediatamente se identificó con el club, situación que Ramírez ha reflexionado al respecto, pues sabe que este equipo, más allá de lo deportivo, generó un impacto social importante entre los habitantes del barrio de La Piedad.

«Venir a ver el equipo era una manera de distracción, de desahogo. Toda la gente de esta zona que, en aquellos años y aún actualmente, es marginada; entonces a través del deporte y el equipo se mostraba esa inconformidad, el desprecio social con el rival que venía. La afición tomó partido y como el equipo es de garra, se ganaba porque se ganaba y la gente influyó en todo esto», señaló.

Añadió que el papel que ha desempeñado la afición «es de un 50% el equipo y 50% la porra», en un arraigo de consideración que se mantiene hasta la fecha; una afición pasional que también tenía su fama de violenta, «pues era un escape, de mentarle la madre al rival, en actitud de que aquí no iban a salir vivos, pero eran intimidatorias, y el jugador sentía el apoyo y el respaldo de la gente».

«Esta cancha ha sido difícil en todos los sentidos. De hecho lo sigue siendo, pues se le botaban los vidrios y las piedras, y un calor de la chingada, especialmente porque la tierra es muy caliente. Aquí había hornos de tabique que se vendían por ahí de 1900 y fracción, entonces hay mucho calor en la tierra, es sofocante», detalló. 

La historia de El Infiernillo no ha sido registrada más por lo que se dice del campo, en relatos orales y anécdotas. Guadalupe Ramírez dijo que el nombre ya lo tenía desde que él recuerda y que tanto el barrio como el equipo le hacen honor, como una metáfora de lo caliente en relación a la pasión del equipo y del mismo barrio, «que está cabrón, está pesadito, pero no pasa nada al final de cuentas». 

Campeonatos, ameteur y Tercera División

Ramírez no recuerda exactamente la cantidad de trofeos que este equipo tiene. «Serán 100 o 150, no sé, ya no caben ahí en tu casa». Desde los torneos amatéur y algunas ligas semiprofesionales han conjuntado preseas por doquier, lo que les ha dado la importancia y reconocimiento no solo a nivel local, sino en el Bajío.

«Empezamos en una liga intermedia entre juveniles y libre, luego viene otra de juveniles y de ahí se migra a la Primera Fuerza; Regional del Centro; luego pasamos hasta la Burócrata Bancaria y de ahí a la Demócrata Bancaria; después la Liga del Bajío y no sé, son tantas ligas que ya he perdido la cuenta de lo que hemos conseguido», mencionó. 

Recordó que durante muchos años había rivalidades locales con equipos de barrios como San Francisquito, Santa María Magdalena, Carrillo Puerto, Campo Militar, Santa Catarina, Santana. «Eran varios y todos metían su equipo al torneo de barrios y se armaban las trifulcas; llegabas golpeado, con algún diente roto o las costillas dañadas, pero nada que no resolviera una pinche caguama al final del día. Hubo buena rivalidad», sostuvo.

Asimismo, refirió que han tenido rivalidades externas, principalmente con los equipos de Guanajuato, donde destacó los encuentros con el equipo de Salamanca: «son aguerridos; sí te das un tiro y les reconoces cuando te ganan. Creo que la base de saberte ganador y triunfador es aceptar que pierdes con un buen equipo. Así es esto». 

El acceso a tercera división se dio apenas la temporada pasada, 2020-2021, y actualmente se encuentran a mitad de la segunda temporada 2021-2022, la cual concluye en junio. «Esperamos continuar, vamos empezando el proyecto y hemos realizado lo necesario para ello». Además, detalló que el proceso de ingreso requiere de papeleos, trámites burocráticos y pagos.

«Sí es diferente, hay más ordenamientos, situaciones legales. Por ejemplo, registrar el escudo, el nombre como marca registrada; también reunimos las condiciones como asociación civil, que de eso tenemos poco más de diez años. Se pagan derechos en federación, registros, participación; pagar, pagar, pagar; es mucho dinero y es estar metido ahí con los demás. Pero ya estamos adentro y ahora en espera de resultados», dijo.

Deportivo Oro La Piedad, la capital del fútbol queretano

La familia Ramírez está detrás de este equipo tradicional: Juan, Matías, César, Natividad, Martín y Guadalupe son los hermanos que han construido este equipo hasta lo que es, principalmente el «Taras» Martín y Lupillo. El primero falleció este año y se le recuerda dentro del club, al hacerle homenaje y su rostro yace dibujado en las instalaciones. 

En tanto, Guadalupe Ramírez es el actual entrenador desde hace algunos años. Empezó a entrenar desde que tenía 15 años. Concluyó su carrera en la Universidad del Fútbol y Ciencias del Deporte en Hidalgo como director. De ahí emprendió en San Miguel de Allende y San Juan del Río para trasladarse a Gallos Blancos en Tercera División, sub17, sub20 y segunda división.

Se encuentra concentrado en el equipo, pues al ser un proyecto requiere de trabajo y planeación para mantener ese nivel. «Hemos sabido trabajar nuestros equipos, buscamos la gente, los jugadores apropiados; no es gastar por gastar. A nivel Querétaro estamos bien posicionados y a nivel Bajío hemos generado ya reconocimiento. Seguimos buscando vigencia y para eso es necesario trabajar». 

El club cuenta con equipo de veteranos, femenil e infantil, quienes entrenan durante la semana y han destacado en sus ligas, lo que habla de un trabajo de fondo dentro de esta institución que aspira a ganar cada torneo. También tiene dos proyectos similares en Canadá con La Piedad Montreal e Irapuato; el primero organizado por su sobrino y el segundo por su compadre, «entonces se va extendiendo a otros niveles».

«Barrio 1, La Piedad Querétaro; la capital del fútbol. Ese es el slogan acá», expresó Guadalupe Ramírez y con justa razón. El mundo gira en torno a la pelota que gira, exclamó Eduardo Galeano y este club continuará su historia entre cerveza y goles al sabor del barrio en cánticos, tamboras y gritos. Ahí, en ese rincón queretano, donde generaciones de aficionados se reúnen para continuar este legado, justo ahí, en El Infiernillo, donde esa pelota gira.

David Álvarez
davidalv1990@gmail.com
Sociólogo, periodista y gestor cultural. Dirige Proyecto Saltapatrás.

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