Texto: Svástica Literaria

Fotografía: Yahvéh Flores


«El amor se demuestra con dinero y nosotros vamos a demostrar cuánto los amamos». Más o menos estas fueron las palabras del diputado panista a nivel federal, Felifer Macías, en un primer foro de cultura durante el mes de noviembre de 2021 en el espacio de Núcleo, en el Parque Querétaro 2000. En dicho foro también se encontraban las representantes de la dirección de cultura del estado y el municipio de Querétaro, además de algunas regidoras en representación del mismo partido.

En un principio, el comentario y los aplausos que obtuvo el diputado me dejaron frío; la primer idea que se vino a mi cabeza es que el fascismo había triunfado, pero a la larga de estos meses y luego de darle varias vueltas, me dije —es radical y tal vez hasta ojete pensarlo de esta manera, pero así es—: es innegable que vivimos en la época del dinero, todos lo necesitan o lo quieren; generalmente lo obtienen más los segundos, quienes en general carecen de principios humanos.

Luego pensé que el dinero ha sido una pauta incluso en nuestros proyectos «autónomos», los cuales siempre están en un «fracaso» porque el «dinero» no alcanza. Cuántas veces hemos tenido que abandonar un proyecto para tener «un trabajo» y reproducir el sistema normal y jerárquico de una sociedad con instituciones degeneradas, y el «tiempo libre» dedicárselo a lo que «realmente queremos ser».

También pensé en todas las veces que un buen proyecto deja de funcionar porque no genera «dinero», o en su caso, no quiere monetizarse para evitar malentendidos entre los integrantes. Está bien luego de veinte años de intentar autonomía cultural, social y política; de experimentar cómo hemos tenido que abandonar dichos proyectos una y otra vez para tener «un trabajo que te dé de comer» y otro que te cambie el ánimo.

Los que quieren matar dos pájaros de un tiro se meten a «transformar la institución», lo cual es una loable autonomía económica, pues un sueldo seguro evita que pidas cualquier favor, o que incluso necesites de alguien más, excepto si es para brindarte un «servicio». He visto cómo un prospecto a artista o intelectual cae en la haraganería total; gente quejándose de que tienen que «entregar la tesis» o el «poemario» porque en la interminable vida bohemia no tuvieron tiempo de acabarlo, pero sí de cobrar.

En otros casos, hay gente que, por debajo de la beca, toma cualquier empleo para «completar la quincena» y tras martirizar nuestra energía, recursos y tiempo, aún así vamos a una reunión con algún «colectivo independiente» y por «amor al arte» nos autoexplotamos en cualquier actividad «que no nos da de comer», pero sí mucha satisfacción.

Entonces, si el arte necesita amor, y este se demuestra con dinero, al parecer el arte, por fin, tendrá todo el amor que se merece por parte de nuestras instituciones. Lo malo es que en el amor como en la política, las promesas abundan y nunca nada es lo que parece. Aunque de ser cumplida, pienso que, al menos, en adelante, los que quieran realizar proyectos artísticos ya no tendrán pretexto para no llevarlos a cabo, pues tanto López Obrador como Felifer, se ve que desean vivir en un país donde no falte el amor.


Redacción
proyectosaltapatras@gmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *