Fotografía: Yahvéh Flores


Para la creación de un Acueducto III, primero hay que solucionar las problemáticas pendientes del Acueducto II, ya que hay escenarios múltiples de despojo del agua y descontento social en las comunidades de Maconí y en Hidalgo con Zimapán, refirió Luis Enrique Granados, profesor-investigador por parte del Colegio de San Luis y especialista en el tema.

«En Maconí se prometieron muchas mejoras, entre ellas la mejora de escuelas, clínicas de salud, caminos y nada se cumplió. Se les prometió agua potable. Eso por el lado queretano. En el lado de Hidalgo, en Zimapán, es una deuda fuertísima. El agua que es captada ha afectado directamente alrededor de 30 a 32 comunidades, en la cabeza de la cuenca del río Moctezuma», reveló.

Explicó que el Acueducto II es una obra hidráulica que se denomina de trasvase, es decir, que traslada agua de una cuenca a otra; en este caso, del Pánuco, donde se extraen «hasta 50 millones de metros cuadrados» a la cuenca de Lerma-Chapala, donde se encuentra la ciudad de Querétaro.

«Llevar agua a un lugar implica quitársela a alguien más y eso es lo que llamamos como la desigualdad histórica y persistente, que crea escenarios de inseguridad hídrica. No es una casualidad que en Querétaro y muchas otras ciudades del mundo se haya vivido bajo esta lógica de traer agua desde lugares lejanos», refirió.

Añadió que entre los principales costos ambientales es una modificación importante hacia el entorno, y en términos sociales, escenarios múltiples de injusticia hídrica, por lo que las consecuencias del trasvase en grandes cantidades modifica todos los aspectos de la vida de las comunidades.

«Entre los principales afectados de estas obras son las personas que menos posibilidades tienen de afrontar la realidad, en general, de una vida puesta al margen de una idea de desarrollo. Además, en el sentido estricto de la repartición del agua se llevan todas las desventajas y los beneficios se quedan en otros lados», declaró.

Indicó que la situación del agua es complicada, principalmente por que en la ciudad de Querétaro  no es repartida de manera equitativa, incluso con la obra del Acueducto II hay carencia del vital líquido en muchas colonias, lo que significa que, «o el Acueducto II no sirve bien o algo pasa entre el punto de extracción y esta obra».

«Estas obras se cimientan en las ideas de desarrollo y modernidad, pero también bajo el paradigma de escasez. Es decir, si no hay escenarios de escasez en la ciudad no tiene sentido construir otro acueducto y el Acueducto III es cimentado bajo la idea de crecimiento de la ciudad, pero aún no se han saldado las cosas que se quedaron pendientes del anterior, concluyó.


David Álvarez
davidalv1990@gmail.com
Sociólogo, periodista y gestor cultural. Dirige Proyecto Saltapatrás.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *