Fotografía: Laura Santos


En la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), se llevó a cabo el foro «Desapariciones de personas en México: reflexiones desde nuestra responsabilidad social», donde se entabló un diálogo sobre una situación que tanto a nivel nacional como en Querétaro va en aumento, ante la omisión de las autoridades y la impunidad imperante en las instituciones de seguridad pública.

En su intervención, el periodista Agustín Escobar Ledesma reflexionó sobre las desapariciones en la entidad, principalmente sobre migrantes, un trabajo que realizó en su libro «¿Dónde están? Migrantes queretanos desaparecidos», en el que detalló que hasta la fecha se tiene un registro de 623 personas de los que no se conoce su paradero.

«Nos podemos imaginar una película de terror que a cada uno de ustedes les cause miedo, temor, angustia y preocupación. Tenemos muchas familias muy afectadas; es una herida social abierta en Querétaro y lo peor es que no hay autoridades que puedan poner manos en el asunto, que no están buscando ni saben en dónde quedaron estas personas», indicó.

Al respecto, explicó que su investigación lo llevó a recorrer los 18 municipios del estado durante tres años, en una serie de entrevistas, casa por casa; tema que surgió luego de la que denominó como la primera desaparición masiva en Querétaro, el 17 de marzo, de dos autobuses con personas migrantes de la Sierra Gorda, además de gente proveniente de San Luis Potosí, Hidalgo, Michoacán, Guanajuato y Estado de México.

Recalcó que esta investigación buscó socializarla a través de diversos medios de comunicación corporativos, tal como el Diario de Querétaro, Noticias, AM Querétaro, entre otros, sin ningún resultado, pues refirió que no les representaba algún interés, por lo que pudo dar cuenta de ello a través del semanario Tribuna de Querétaro, Radio Universidad y en La Jornada Semanal.

En tanto, Omar Vielma Luna, consejero honorífico del Consejo Nacional Ciudadano del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, contextualizó este fenómeno, del que dijo supone una ruptura absoluta del tejido social, entre los años sesenta y setenta en México, como un instrumento que usó el Estado para desaparecer opositores y críticos del gobierno en turno.

«De las personas que desaparecieron muy poco se sabe. Aún hay colectivos y familiares que luchan por conocer qué es lo que pasó. Hay pocos datos al respecto, por el ocultamiento del Estado, por el paso del tiempo y porque la tecnología de ese tiempo no ayudaba mucho (…) Fue hasta 1990 que hubo reconocimiento de esta situación por parte del estado mexicano», manifestó.

Recordó que desde 1964 y hasta la fecha se tiene un registro de más de 100 mil personas desaparecidas de manera oficial, sin embargo, aclaró que distintas organizaciones civiles han contabilizado hasta medio millón de personas, «un cálculo terrible en términos de la configuración del espacio social», elevada por el ocultamiento oficial y a que una gran cantidad de personas no denuncian estos hechos ante las autoridades de seguridad.

En Querétaro, aseguró, se han contabilizado 507 personas desaparecidas y no localizadas durante el mismo lapso de tiempo (1964 a la fecha), además de indicar que la Fiscalía tiene 865 folios en el sistema de registro de la Comisión Nacional de Búsqueda; 245 folios en la Comisión Local de Búsqueda; 119 folios por parte de particulares que han reportado desapariciones, y de autoridades han sido únicamente dos folios.

Finalmente, la activista y antropóloga Aleida Quintana, quien ha acompañado casos de familias con personas víctimas de desaparición, refirió que en Querétaro hay una negativa para reconocer esta problemática, al mencionar que hay un discurso basado en lógicas económicas que impiden mostrar estos casos, al ser un estado de inversiones empresariales que busca mantener una imagen que no afecte dichas pretensiones.

«¿Qué sucede en Querétaro? Tomando en cuenta el estado y su política institucional en que nos encontramos, que es empresarial, se niega la criminalidad y las problemáticas sociales. Niegan la desaparición vinculada al crimen organizado, y así ha sido el discurso oficial durante mucho tiempo. Desde 2013 nos encontramos actualizando las cifras, el cual ha ido en crecimiento en cada año», sostuvo.

Mencionó que en 2013 contabilizaron 143 reportes de personas desaparecidas en la entidad, esto a través de la página oficial de la Fiscalía, en cuyos años apenas y se hablaba de la situación. Para 2014 se registraron 177 personas; en 2015 fueron 407; en 2016 se contabilizaron 629 y en 2017 obtuvieron 861 personas; «lo que nos damos cuenta es que en vez de disminuir, aumenta; que va de la mano con el discurso oficial de Querétaro».

«Hay un uso del recurso público etiquetado para la comunicación social del estado, es decir, este recurso es mayor que el que cuenta, por ejemplo, la Secretaría de Salud. Hay una mayor difusión de los casos de éxito, donde localizaron a la persona, pero con este argumento de que se fue por voluntad propia; pero los otros casos que acompañamos, las autoridades no publican nada de información. Hemos encontrado campañas sistemáticas intentando revictimizar a la persona afectada», reflexionó.

Los ponentes aseguraron que el tema del narcotráfico es puntual para este fenómeno, aunque no exclusivo, que se agravó con la guerra declarada contra estos grupos delictivos que inició en 2016 y que modernizó sus modus operandi, así como agravar la desaparición de personas. En ese sentido, Aleida Quintana relató algunos ejemplos de cómo es que trabajan, utilizando las redes sociales para lograr su cometido, siendo distinta la manera dependiendo de si la víctima es hombre o mujer, los primeros desaparecidos generalmente con fines de explotación laboral y extorsión, las segundas con fines de explotación sexual, siendo las niñas y adolescentes las de mayor vulnerabilidad.


David Álvarez
davidalv1990@gmail.com
Sociólogo, periodista y gestor cultural. Dirige Proyecto Saltapatrás.

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