Fotografía: Laura Santos


Luis Sánchez empezó en el arte pictórico por querer impresionar a sus amigos de la escuela. Muchos años después viajaría al Burning Man 2022, en un recorrido en el que dejó la licenciatura en este oficio para aprender de ello en otros espacios, con otras personas, artistas contemporáneos de quien reconoció tuvo parte de su formación, en esa labor de transigir las formas y los modos por el arte de hacer arte; es decir, de la libertad y el valor de lo colectivo.

Sus primeras impresiones visuales llegaron por ese entorno católico clásico en Querétaro, cuya estética del sufrimiento se hace palpable en sus templos, pinturas y esculturas; una forma de entender el entorno en un sentido medieval que aún prevalece, periodo denominado por historiadores como de lágrimas y culpa, en la que se basó la vida social y sus representaciones. 

«Crecí como todos los queretanos viendo los cuadros de los Cristos sangrantes en las iglesias y me pareció muy impresionante. Cada vez que tengo oportunidad de hablar de algo más personal y tratar de aportar algo que busco sea más genuino o esencial me encuentro tocando los temas del sufrimiento, del dolor, de la fe o la carencia de tal. Así que definitivamente Querétaro tiene mucho que ver con lo que soy y trato de representar o en contra de lo cual trato de atentar».

Sin embargo, aunque su base inicial, su visión sobre el dolor y el sufrimiento pasó por un proceso de resignificación que entendió al observar el sadomasoquismo, al comprender los elementos católicos y su posición al respecto, para reapropiarse y a partir de ello hacer lo propio y transgredir los conceptos. Uno de sus temas de interés es el neopaganismo, un conjunto de movimientos religiosos que retoman dichos elementos.

«Hay imágenes que representan el dolor… y ¿de qué manera podemos quitarle esa pretensión de poseerlo diciendo que eso nos hace católicos o arrepentirnos?; en cambio, el ser humano lo toma y lo transgrede. Mi dolor es mío porque es mi placer. Me interesa el neopaganismo. De qué manera podemos volver a lo primordial sin que tengamos que recurrir solo a lo religioso. Lo dijo T. S. Eliot, que no existe cultura sin religión, pero no se queda en eso, en la repetición de los rituales, sino en su resignificación».

Se considera un ilustrador al servicio de esas pasiones. En su trabajo, cuando tiene oportunidad de hacer una obra plástica trata de colocar símbolos ocultos, buscando influir en ese sentido, en los mensajes, los discursos, «pero tampoco puedes tocarlo de tal manera que arruines ese mensaje por tratar de explicarlo. Tienes que dar lugar a la interpretación».

«Por muchos años me consideré una puta fina en Querétaro»

Sus clientes de trabajo fueron la Iglesia Católica y el Estado, de donde obtuvo ingresos para sí mismo, pero también para la gente. «Y por cada peso que recibí de una institución invertí dos en la comunidad artística, en la gente que creció a mi alrededor, al lado mío, y hoy me enorgullezco que las instituciones no se dan cuenta de lo que hago con esos bienes». 

Define su trabajo más allá de la sola exhibición, sino de generar y actuar dentro de esta comunidad, lo que le ha llevado a conformar proyectos, apoyo hacia autoras y autores locales, talleres, donde a decir de él, el papel del artista no queda en la obra, sino en la conjunción de quienes conforman alguna actividad del tipo y se apoyan mutuamente. 

Luis Sánchez ha aprendido de ello en su formación a lo largo del tiempo. Renunció a la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), de la Facultad de Bellas Artes (FBA): «me gusta mencionar que estuve ahí para decir que me salí. Desde ahí nunca volví a la escuela. He dado talleres, pero nunca concluí un grado de estudios que me pueda legitimar». 

Posteriormente se dedicó a estudiar por su cuenta, con apoyo de otras personas, otros espacios, donde aprendió de artistas en Querétaro, principalmente de sus contemporáneos. Empezó a generar otros vínculos para mejorar su trabajo donde se relacionó con gente como Jordi Boldó, de quien dijo apreciar su crítica y su capacidad de analizar las carencias de las obras, «con total franqueza y sin misericordia». 

Pero en ese mundo de relaciones tuvo sus decepciones con artistas como Santiago Carbonell, Rafael Rodríguez, Ramsés de la Cruz, de quienes dijo admirar su obra en su momento, apartándose para buscar otras formas y aprendizajes, donde se «potenció la urgencia de hacer algo diferente».

«Tú tienes que hacer los medios»

A Luis Sánchez le gustaban los cómics desde antes de ser artista. Mœbius está entre sus influencias, así como Enki Bilal. «Después encontré que en las artes plásticas había una gran oportunidad para hacer y escuchar tu voz. Estuve un tiempo en los medios, acabé en la radio, haciendo producción de televisión. Recientemente me fui de Querétaro para hacer cine, para seguir en el diseño de la producción, en el departamento de arte haciendo escenografía, diseño de personajes, caracterización, conceptualización».

Actualmente vive en la Ciudad de México, «pues ya es el momento que uno salga de donde nació y que empiece a crecer más allá y rifarte. Es el caso de muchos artistas que aquí se quedaron. Nosotros los mayores tenemos que irnos de aquí y darle chance a los jóvenes; veo eso muy esperanzador». 

Y es que desde hace 15 años había una generación incipiente en la que Luis Sánchez se encontraba de manera cómoda, resaltando la obra de las nuevas generaciones, de quienes mencionó los han rebasado, principalmente por la proliferación de artistas emergentes que surgen con nuevas propuestas, mismos que obtienen su formación más allá de la ciudad, en espacios propios y en colaboraciones, generando alternativas, donde fue franco al señalar las carencias en el estado.

«No puede ser suficiente con los cursitos carísimos de pintores de la ciudad; no es suficiente con las casas de cultura mal equipadas y gestionadas; no es suficiente con las escuelas y academias caras. La UAQ no es suficiente, no tiene las herramientas para hacer crítica de sí misma, está corrupta políticamente. Los maestros están ahí ahuevados, tiesos, que da pena que den clases solo porque están sindicalizados». 

Por ello indicó que este es un buen tiempo para crear, pues lo creado en conjunto ha desarrollado un modo de vida al que se puede aspirar y que es plausible, añadiendo que «si no te dan el lugar, la palabra, tú tienes que crear los canales, hacer tu blog, tu podcast, tu taller; tú tienes que hacer los medios, y si no te los dan los tienes que exigir y si no, crearlos desde cero».

Luis Sánchez es de esos artistas que se forjaron un camino sin necesidad de institucionalizarse ni depender de uno o dos elementos alrededor, pues como otros artistas, tal como Tania Quesada, ha buscado sus oportunidades; «nos las dimos nosotros». Y su motivación la encuentra en la posibilidad de comunicar y las maneras en las que se puede decir algo; de finalmente encontrarse en ello: «el hecho de que tienes tantas capacidades para que tu lenguaje se modifique, mute y se vuelva algo nuevo es algo que me regresa a dibujar».

David Álvarez
davidalv1990@gmail.com
Sociólogo, periodista y gestor cultural. Dirige Proyecto Saltapatrás.

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