Fotografía: Laura Santos


Los medios independientes se encuentran en un contexto de expansión y de violencia. Son un tipo de anfibio que vive entre la libertad creativa, el uso de las herramientas tecnológicas, la supervivencia económica y la censura, y que de acuerdo a Artículo 19 registró 644 agresiones durante 2021 y 14 contra radios comunitarias en 2019; en una escalada de fuerza que ha derivado en una cifra récord de 16 asesinatos de periodistas en lo que va del año.

A decir de la escritora Vivian Abenshushan, la «violencia controla las enunciaciones colectivas», ya que, remitiéndose a Agamben y Walter Benjamin, esta deja sin palabras imposibilitando la transmisión de experiencias, pese  a que la libertad de prensa está garantizada por la Constitución mexicana y amparada por la ley de prensa de 1917. 

En la práctica no hay ninguna ley que obstaculice la libertad de informar, puesto que la censura se ejerce mediante amenazas o ataques directos contra los periodistas, más que a través de acciones judiciales, detenciones o suspensiones de actividad. Además, la complicidad entre las autoridades y el crimen organizado constituye una grave amenaza contra los medios y periodistas.

«Ya sabemos que el capitalismo es una hidra de mil cabezas muy eficiente y seductora, y siempre es una mancha voraz que todo lo devora», afirmó Abenshushan. «El poder es represor y asesino. La lucha contra eso la vuelve brutal», pero no imposible. Y es como la creatividad se manifiesta para crear otros mundos que sí sean posibles, como un acto político que decae en ejemplos como la escritura. 

Cristina Rivera Garza y su reciente libro de título  «El invencible verano de Liliana», así como la escritora Sara Uribe y su obra «Antígona González» son esfuerzos que buscan evitar la extinción de la narración; que recuperan la posibilidad de contar lo que acontece, «pero desde otro lugar, de otro modo. No de manera individual, sino de manera colectiva». Abenshushan habló sobre la colectivización de la narración del dolor colectivo, en riesgos que ha tomado la escritura, como un ejercicio de recuperación de la memoria individual, que termina siendo de todas, todos y todes.

«Y hay prácticas del teatro expandido, como la Comuna, Revolución o Futuro»; la primera un tipo de dramaturgia que atañe a una transformación de la puesta en escena, y la segunda un proyecto artístico del colectivo La Comedia Huamana creado para el reconocimiento y la reapropiación de comunidades específicas. «Hay un desplazamiento de la idea de autoría hacia una urgente colectivización de la narración de lo que nos pasa».

«Es una historia de todos, todas y todxs, y es importante incluir testimonios y testigos de esas historias. Y entonces aparecen otras técnicas donde la escucha es fundamental. El libro de John Gibbler sobre Ayotzinapa, escribir escuchando… Esa es una forma de evitar la extinción del narrador, la supresión del narrador o el secuestro del narrador por los poderes fácticos y el poder de la violencia silenciadora».

«Tenemos que mirar a la juntanza»

Los medios de comunicación libres o autónomos eran prácticamente invisibles durante los años noventa. Sin embargo, a decir de Noé Pineda en su artículo publicado en Chiapas Paralelo, por primera vez en la historia las comunidades fueron el mensaje, el mensajero y el medio con la llegada de Internet. Podían contar sus historias sin ningún intermediario que lo hiciera por ellos. 

«Yo creo que cada época encuentra sus formas de desafiar y no hay que pensar que en esta época no hay. También las tecnologías democratizadas pueden indicar otros caminos. Esta mezcolanza es entre distintos agenciamientos técnicos y sociales. No entender que los dispositivos no son nuestros enemigos; estos son las corporaciones, pero podemos apropiarnos y recuperarlos». 

Recordó la Red Celular de Talea (RCT) en comunidades de Oaxaca, basada en un modelo de administración equiparable a las radios comunitarias para la creación de su propia red de telefonía móvil, debido a las negativas de las compañías celulares de instalar una antena en la comunidad de Villa de Talea Castro. 

Un modelo proveniente de la organización Rhizomatica, que llevó la comunicación móvil a zonas marginadas a través de un equipo de sistema global (GSM) de bajo costo, un software libre y tecnología Volp, que permite transmitir la voz de forma digital a través de Internet y «que son gestionadas por ellos, haciendo una red de usuarios desde otro lugar».

Los medios independientes atañen a dos elementos importantes: su línea editorial y su forma de financiamiento. Es en la segunda donde las complejidades acrecientan y sus soluciones, en una economía global, aunque solidarias, contienen no pocas dificultades para llevarse a cabo, siendo, como expresara Ignacio Escolar, director general de eldiario.es lo que determina precisamente la línea editorial y su contenido. 

«Hemos entendido que estar en medio de la economía hegemónica hace muy difícil la supervivencia de los medios independientes. No creo que eso sea posible sin esas redes, pero hacerlo requiere tiempo y mucha paciencia. Contextos como en el que estamos son más difíciles porque estamos en estado de supervivencia, entonces es esta la que nos tiene siempre contrarreloj y no hay tiempo para organizarse. La organización es lenta y el capitalismo es rápido». 

«Seguir resistiendo, organizándonos, ser estratégicos»

La posibilidad de financiamiento vía apoyos y becas gubernamentales también es una opción, que para Abenshushan representa un derecho, no obstante, «entiendo que estamos buscando otras formas de sostenernos, que a la larga significan otras formas de hacer mundo y que sean congruentes con lo que estamos haciendo en nuestro medios». 

Abenshushan apela a dicha unión, «no hay de otra», dice, pues la unificación de proyectos permite la fortaleza. «Sin red no hay movimiento independiente que sobreviva». La búsqueda está en la conjunción y compartición de herramientas, que logren dinamizar las prácticas y los ejercicios culturales en espacios como librerías, editoriales, casas culturales y medios de comunicación que generen vínculos como una forma de contrarrestar las lógicas del comercio y lo que representan.

«Seguir resistiendo, organizándonos, ser estratégicos. Crear muchas redes intercomunitarias. Cuando una comunidad está siendo atacada estar pendientes, denunciar, crear todas las formas de autodefensa colectiva. Lo que no hay que hacer es guardar silencio ni que el miedo nos vuelva a replegar, entendiendo que hay momentos en los que después de la represión es necesario recorrerse porque somos más útiles dando la lucha que encerrados o muertos». 

Y sin embargo, la violencia se acrecienta. «Se vienen tiempos bien oscuros», pues las prácticas económicas y políticas suelen ser avasalladoras. Por lo que resta en los medios independientes no solo la unión entre sus pares, sino de mantener los sentidos y sentires alerta, aprender a mutar cuando lo que se dice se asimila, y buscar estrategias constantes. «Depende de nosotros, nosotras, nosotrxs el seguir contando las historias que no quieren que sean contadas».

David Álvarez
davidalv1990@gmail.com
Sociólogo, periodista y gestor cultural. Dirige Proyecto Saltapatrás.

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