Fotografía: Laura Santos


El freestyle es la habilidad de rapear de forma improvisada sobre una base o sin esta, una práctica que, en Querétaro, ha tenido su auge en los diferentes puntos de la ciudad, sea el Cerrito Colorado, la Obrera, el Centro Histórico y San José el Alto, donde decenas gallos se enfrentan a un duelo discursivo, de ritmo y puesta en escena, entre otras técnicas.

Pero hay algo más que solo pararse al frente de un escenario o una plaza; un movimiento que ha agarrado terreno mediático en los que actualmente se podría hablar incluso de una profesión, de cumplir el sueño para vivir de ello, lo que da a entender que la escena de freestyle pasó del underground a un mayor reconocimiento.

Jóvenes del barrio asiduos al Hip hop como cultura han desarrollado una escena. Viajan, concursan, se enfrentan, van de lado a lado en búsqueda de espacios en un vínculo que se gesta entre banda con los mismos intereses, sean de Aguascalientes, Guanajuato, Michoacán, Ciudad de México, al sur, al norte, y hasta donde sea.

Desarrollan sus propias ligas para incentivar esta práctica, con premios, con jueces, un host, varios gallos, los cyphers, que si 4×4, 8×8, minutos libres, temáticas, kick back, terminaciones, objetos, imágenes y los formatos necesarios para demostrar de qué está hecho cada uno.

Seed Battles es una de ellas, que dio inicio hace tres o cuatro años, a decir de Diego Román, AFK, en la ciudad de Querétaro, un proyecto que se suma a otros tantos dispuestos al ejercicio de la gestión y autogestión necesaria para que la escena crezca, que como toda práctica cultural requiere de espacios.

«Esta liga lleva tres o cuatro años y poco a poco ha crecido. Mi proyecto es darle a la escena un poco más de cara, más como ritmo, y pues en sí no llevarme nada. Hacer crecer la escena con batallas, que tome un poco de conciencia», manifestó.

Ahora se han conjuntado con gobierno municipal para el desarrollo de varias actividades. Esto habla del potencial que ha tenido el freestyle no solo a nivel municipal sino nacional, pues es imposible no notarlos en las calles haciendo lo suyo o en los camiones charoleando; es innegable su presencia y poco a poco han logrado obtener visibilidad.

Para AFK esto se debe a que en Querétaro la escena local «está bestial, en sus mejores momentos y están dándole duro todos. Hace años que no veía eso y me está gustando mucho. La escena crece por su misma constancia y sus propios méritos y es lo que me gusta hacer en esta liga, Seed Battles. Que se vea que esto crece».

Y es que, para ello, no se requiere más que una bocina, un sitio y un montón de cabrones dispuestos a darse en la madre en ese «boxeo» argumental que golpea duro, que va de hilar palabras con sentido, al momento; insultar al rival, dejarlo en ridículo, en ese campo de combate donde todo está permitido, quedando expuesto a la burla, pero en esa igualdad de condiciones que otorga el freestyle, y pasar de ser buleado a ser el verdugo que devuelve el madrazo.

David Álvarez
davidalv1990@gmail.com
Sociólogo, periodista y gestor cultural. Dirige Proyecto Saltapatrás.

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