Fotografía: Laura Santos


La obesidad es una etiqueta médica relacionada a lo estético, indicó Patricia Matus, nutrióloga e investigadora social, quien explicó existe un imaginario entre la población y mucha de la comunidad médica que relaciona peso con salud, y una moral gordofóbica que busca regular los cuerpos a través de estos criterios.

Y es que, la también antropóloga indicó que hay diversas líneas de estudio para entender el fenómeno de la gordura, donde destacó los aportes de la filósofa y activista Magdalena Piñeyro, en torno a la concepción de esta en las sociedades contemporáneas.

«Esto se sustenta en tres pilares: primero el discurso médico que asocia el peso con la salud, por otro lado el discurso estético que se tiene y, en tercer sitio la moral gordofóbica, una moral que busca regular los cuerpos escondiéndose en el discurso de salud, pero que conlleva una normativa corporal que está asociada a la belleza».

Para la especialista en nutrición, los criterios médicos y las categorías creadas, como el Índice de Masa Corporal (IMC), son parámetros que si bien pueden determinar cierto grado de salud, su enfoque está más apegado a la normativa corporal, supeditada al tamaño del cuerpo. 

Detalló que en México y en países de América Latina o del continente africano hay diversos problemas alimentarios, por un lado con registros de desnutrición y por otro con índices de enfermedades crónicas asociadas con la alimentación, como la hipertensión, la diabetes o algunos tipos de cáncer.

Por ello, agregó que dichas problemáticas tiene que ver con diversos aspectos como la dinámica laboral en las ciudades o el campo, el tipo de alimentos que disponen las poblaciones, las situaciones de estrés y prácticas de consumo, entre otros, por lo que hay una situación generalizada de mala alimentación que no se reduce solo a la gordura.

Refirió que en las ciudades la dinámica social impide que se  obtenga una alimentación saludable, en una realidad social donde la población suele pasar horas en el trabajo o transporte público y una oferta alimentaria basada en productos procesados. En tanto que en el campo ocurre lo mismo, aunque sean ellos quienes producen los alimentos.

«Es un problema que enfrentamos todos, porque no tenemos acceso a una buena alimentación, por lo tanto no tenemos acceso a nutrientes ni acceso a actividades físicas por nuestro estilo de vida. No tiene ahí que ver el peso, porque si tomamos a 10 personas gordas y flacas, y hacemos un perfil de lípidos y demás, siete saldrán con problemas de colesterol, triglicéridos, glucosa; por eso hay que tener cuidado en asociar el peso, ya que si así lo hacemos perderemos de vista los verdaderos asuntos». 

Al respecto, Patricia Matus hizo hincapié en que el término más adecuado para hablar de ello tiene que ver con enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición, lo que evita, precisamente, poner en el centro de la cuestión a la obesidad, ampliando los criterios estéticos que incluso la comunidad médica suele fomentar. 

«Este discurso y etiquetas como obesidad, sobrepeso, son definiciones donde se parte de la obesidad para hablar de otras cosas, como hipertensión, diabetes, como si la obesidad fuera la causante. A mí me gusta hablar de enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición y no poner en el centro la cuestión de la obesidad, es decir, hablar de la mala alimentación y la falta de acceso a alimentos, así como espacios para la actividad física».

Matus mencionó que la gordofobia es un sistema de opresión que afecta a las personas gordas por el simple hecho de serlo, que lacera la dignidad de las personas, basadas en criterios equívocos sobre la salud, que aún prima en México, siendo la principal causa de discriminación en el país. 

«Y no solo es algo que lastima o una burla, sino que tiene implicaciones muy fuertes en la experiencia de las personas. La gordofobia es igual de grave que otro tipo de discriminaciones, y va desde no tener acceso a ropa de todas las tallas a que te discriminen en el sistema de salud. Estamos frente a un sistema que es validado por la ciencia médica y el discurso estético, pero no hay que usar la salud como pretexto para discriminar, sino abogar por sociedades justas y libres».

Incluso, dentro de la misma práctica médica y de nutrición se han ampliado los análisis, tal como el enfoque «Salud en todas las tallas», el cual promueve el respeto corporal, asegurando que el peso no necesariamente define la salud de alguien, promoviendo comportamientos y hábitos de salud positivos que generen bienestar en el cuerpo.

David Álvarez
davidalv1990@gmail.com
Sociólogo, periodista y gestor cultural. Dirige Proyecto Saltapatrás.

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