Fotografía: Laura Santos


En Querétaro no pasa nada. Dice esa frase contundente revestida de inversiones y desarrollo inmobiliario. Una idea que tiene peso en el imaginario social de una ciudad que disminuye su percepción de inseguridad y aumenta la confiabilidad en sus corporaciones policiacas.

Pero las cifras hablan por sí solas, pues tan solo en 2021 la entidad ocupó el primer lugar en prevalencia total de violencia contra las mujeres de 15 años y más en los últimos 12 meses con el 49.8%, seguido de Colima (48.2%) y Aguascalientes (48.0%).

Asimismo, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2022 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se estimó que 32.5% de los hogares tuvo al menos una víctima de delito en 2021, es decir, fueron 232 mil 022 hogares víctimas de un total de 714 mil 467.

En víctimas por cada 100 mil habitantes, Querétaro obtuvo 26 mil 457 casos, encontrándose por encima de la media nacional en el mismo periodo (24 mil 207), con una incidencia delictiva de 31 mil 817 por cada 100 mil habitantes, también por encima de la media nacional (30 mil 786).

Los tipos de robo más comunes en la entidad son el fraude con un 20.5% de los casos, seguido de la extorsión con el 19.2%. Prosigue el robo total o parcial de vehículo con 12.7%, amenazas verbales con el 11.3%, asalto en calle o transporte público con el 10.2% y robo a casa habitación con el 7.9%.

La ENVIPE estimó que en el estado de Querétaro 67.9% de la población de 18 años y más considera la inseguridad como el problema más importante que aqueja a la entidad, un dato que se suma al hecho de que el año 2022 cerró con un 55.7% de la población que se siente insegura en la capital queretana, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU).

La violencia en las calles

Las cifras sobre la inseguridad en el estado están a la orden del día, el Semáforo Delictivo, de instancias públicas y privadas, la dinámica de la estadística para encontrar tendencias es una herramienta que sirve a su propósito: develar la situación de la entidad, a través de una metodología, que permita llegar a resultados para entender qué ocurre en su interior.

Pero los números poco pueden suplir las experiencias, la sensación de rondar las calles y saber que en cualquier momento, quizás a la vuelta, haya un asalto, el cual seguramente quedara impune, ante la impotencia de la población local, quienes realizan los reportes correspondientes al 911 sin recibir apoyo alguno.

Ante ello, el incremento de grupos vecinales y lonas con amenazas a quien decida robar una casa o delinquir, es parte de una dinámica que habla no solo de la impunidad de un modelo de seguridad cuestionable por la ciudadanía, sino del hartazgo de perder lo poco que se tiene, y de la iniciativa de hablar entre vecinos para suplir la ausencia de justicia.

Es el caso de los vecinos de las colonias El Rocío, Puertas del Sol, El Sol, La Luna y Don Manuel, al norte de la ciudad, quienes cada semana de manera continua se reúnen en un punto clave durante la noche y madrugada a fin de detener personas que delincan, para ponerlos a disposición de la autoridad municipal.

Integrado por mujeres y hombres de esta zona, este grupo ha realizado inspecciones en el cerro a un costado de Alfalfares, en la carretera hacia San Pedro Mártir y en Prolongación Bernardo Quintana, donde con bats, luces, taser´s, gas pimienta y radio comunicadores, recorren las distintas calles en un sitio en el que, por día, atrapan al menos a una persona acosando, robando o en posesión de armas como machetes, fileros y otras tantas.

«Nosotros diario agarramos a estos», dice enojado uno de los vecinos, quienes se prestaron para rendir testimonio de lo acontecido, para Proyecto Saltapatrás. «Hay negligencia y omisión de las autoridades» dice otro, quienes cuentan con material fotográfico y de video de cada uno de los capturados, hombres jóvenes que transitan por esta zona, pues no se han identificado como vecinos de la misma.

La problemática no parece tener solución. Este grupo de vecinos ha denunciado en incontables ocasiones ante la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) sin que haya una pronta respuesta, muchas veces llevándose a la persona detenida para después liberarla, y regañar a quienes hacen esta labor de autocuidado vecinal. «Ahora se van contra nosotros, solo porque hacemos su trabajo», resuena entre los murmullos.

En brigadas arriesgan su vida en un intento de frenar la delincuencia de la zona. Han detenido incluso personas que a la postre son liberados y terminan de nueva cuenta bajo la custodia policial por robo; incluso hacen rondines nocturnos por el cerro de Alfalfares, donde han encontrado a personas entre la maleza, con armas e ingiriendo sustancias.

El incremento en la inseguridad en esta zona es un tema que vino de la mano del crecimiento urbano, que data desde hace diez años aproximadamente, cuando la explosicón de la mancha urbana se hizo latente. Estos vecinos, quienes nacieron y crecieron en estas colonias, solo pretenden protegerse y proteger al resto de habitantes, quienes muchas veces son despojados de sus pertenencias o víctimas de acoso sexual.

«Hacemos lo que podemos, porque no se vale que nadie haga nada, ni las autoridades, y tenemos que arriesgarnos nosotros».

Según el último reporte del Semáforo Delictivo en el estado de Querétaro, en marzo de 2023, se registraron 18 homicidios, 153 hechos por narcomenudeo, 357 casos de robo a vehículo, 438 lesiones, 78 violaciones, 540 casos de violencia familiar y dos feminicidios, rubros enmarcados en rojo, en un sitio donde, se dice, no pasa nada.

David Álvarez
davidalv1990@gmail.com
Sociólogo, periodista y gestor cultural. Dirige Proyecto Saltapatrás.

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