Fotografía: Laura Santos


En la zona metropolitana del estado de Querétaro, al menos 46 personas ciclistas han fallecido a causa de incidentes viales en los que ha habido violencia vial, omisiones de mantenimiento e infraestructura y una constante hostilidad hacia la movilidad no motorizada. 

De acuerdo con el registro de la Unión de Asociaciones Ciclistas de Querétaro (UCIQ), entre 2009 y 2023, los 46 ciclistas que han muerto se transportaban hacia sus hogares, escuelas o puntos de trabajo, ya sea por incidentes viales en los que predominantemente los vehículos involucrados son de grandes dimensiones. Este 14 de mayo, la organización y la familia de Leopoldo Ramírez Villa, acudieron a colocar la bicicleta blanca número 40, en el sitio donde fue atropellado. 

El caso de Ramírez Villa involucró a un operador de la empresa de transportes Tres Guerras, que no ha accedido a brindar a la familia del ciclista la reparación del daño correspondiente. A pesar de que en la zona donde ocurrió el percance que cobró la vida de Leopoldo hay una ciclovía, el conductor del camión la invadió y en consecuencia, lo atropelló. 

Administraciones municipales y estatales van y vienen, pero la situación de movilidad en Querétaro, que se ha caracterizado por ubicar a su transporte público en los primeros lugares del ranking de los peores del país, no cambia. 

Las opciones para llegar de un punto a otro son escasas; esperar al transporte público es una causa perdida, horas de vida gastadas en las improvisadas paradas, o en los escaparates absurdos que yacen a las orillas de Avenida Zaragoza y que por lo menos han dado algo de cobijo algunas noches a quienes no tienen un techo donde resguardarse. 

Del registro de fallecimientos de ciclistas elaborado por Andrei Montero, perteneciente a la UCIQ, se sabe que en el 90% de los casos, ha habido un vehículo motorizado involucrado. El caso de Leopoldo Ramírez Villa se suma al de otros once incidentes en los que camiones de grandes dimensiones e incluso del transporte público, han causado la muerte de personas que transitaban las calles en bicicleta. 

Otro punto importante del registro es que hay evidencias de que la infraestructura insuficiente, responsabilidad de los gobiernos municipales y del estatal, así como la falta de mantenimiento y la correcta señalización en las calles, también han sido causas de muerte para los ciclistas queretanos. 

Marcelo Alfonso Ibáñez Pineda cayó en una alcantarilla sin tapa que se encontraba sobre la ciclovía, en la delegación Santa Rosa Jáuregui; Salvador Luna Ramírez murió tras caer en una obra pública municipal que no tenía los señalamientos preventivos correspondientes, en Avenida Revolución, en la Colonia Felipe Carrillo Puerto. Christian Rosas Vargas, sufrió una caída tras pasar un tope sin señalización, en la Colonia Venceremos; falleció en agosto de 2022. 

En el documento del registro hay una constante: la mayoría de los fallecidos usaba la bicicleta como medio de transporte para llegar a sus trabajos o a sus hogares, es decir, por necesidad. Solo hay un caso en el que un ciclista murió mientras hacía uso de ella como medio de recreación y deporte. En todo caso, ¿qué no se tiene derecho a divertirse y sentir que se vuela en dos ruedas? 

Las edades y la información sobre las personas que han fallecido en estos accidentes, registrados por Montero, nos permite imaginar, con dolor, cómo eran las vidas que se truncaron de golpe, cuando ejercían su derecho a transitar por su ciudad. Francisco García Ramírez es el primero de la lista, era jardinero en el Cerro de las Campanas. Murió en la intersección entre Avenida 5 de Febrero y Universidad, en septiembre de 2009. 

La Avenida Zaragoza es una de las vialidades más importantes para llegar al primer cuadro de la ciudad o salir de él, incluso desde y hacia otros municipios como El Marqués, Corregidora o Huimilpan. También es el lugar donde más percances se han concentrado y donde falleció la única mujer del registro. No se sabe su nombre, pero se sabe que tenía alrededor de 60 años y que se dedicaba a recolectar PET, por lo que se transportaba en el triciclo que utilizaba para trabajar. 

Al menos dos menores de edad se encuentran en la lista de ciclistas fallecidos en el periodo que ha sido documentado por Andrei Montero. El primero de ellos, un niño que se dirigía a su escuela secundaria en noviembre de 2011: Juan José Oñate Bárcenas. Fue atropellado por un camión de mudanzas en Avenida Universidad con Emilio Carranza, cuando aún no había ciclovía en ese tramo. 

A José Luis Rivera, conocido como el “Chapulín” e integrante del grupo Ciclonautas, un automovilista lo siguió desde Avenida 5 de Febrero hasta que en Zaragoza, lo atropelló y lo asesinó. 

Al parecer, en Querétaro, solo se tiene derecho a habitar las calles desde un vehículo motorizado y la ley del mayor es la que impera. Los tráileres, camiones de grandes dimensiones, transportistas, de materiales y las pipas de agua son las que encabezan la lista de los principales culpables de los fallecimientos documentados. 

Las demandas sociales y el malestar crónico que exigen un transporte público digno, eficiente y útil para la vida de cualquier ciudad no han sido atendidas en décadas. Marcos Aguilar Vega gobernó el municipio capitalino entre 2015 y 2018. El antes diputado del Partido Acción Nacional, hizo de las ciclovías su principal producto de mercadotecnia. Prometió 100 kilómetros de vías para que los ciclistas transiten y simuló alcanzarlas al haber pintado cientos de tramos con pintura acrílica de la que poco queda a la fecha. 

La obra insignia del gobierno estatal actual es el cambio de nombre de Avenida 5 de Febrero a Paseo 5 de Febrero. Por ahora, pasear por ahí es lo menos deseable, pues la intervención simultánea de la obra que atraviesa la médula de Querétaro ha triplicado los tiempos de traslado habituales a cualquier punto de la zona metropolitana. 

El proyecto de la administración de Mauricio Kuri González promete una ciclovía en la zona intervenida y que hoy es mucho más transitada por ciclistas urbanos que buscan solucionar sus necesidades de movilidad en un estado que carece de un transporte público útil y en la que cada vez se hace más evidente que los automóviles no son la opción lógica. 

A pesar de las solicitudes de diversas organizaciones ciclistas para implementar una ciclovía emergente en la obra, a siete meses de que comenzó, a las autoridades les sigue resultando imposible atender el derecho a transitar de manera segura por la zona. 

Ana Karina Vázquez
akarina.vb@gmail.com
Periodista de la generación del fin del mundo. Hija de la crisis y de la incertidumbre. Tengo muchas pasiones.

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