Fotografía: César Gómez
San Francisquito respondió al Congreso local tras la negativa de la LX Legislatura de reconocerlo como barrio indígena. La comunidad, a través de su vocero Rafael Téllez, expresó su desacuerdo con la afirmación de la diputada Liz Selene Salazar Pérez, presidenta de la Comisión de Gobernación, Administración Pública y Asuntos Electorales, quien indicó que no se cumplían los requisitos formales para dicho reconocimiento.
Integrantes de la Confederación Indígena del Barrio de San Francisquito destacaron que su proyecto cuenta con el respaldo de más de 3,000 firmas, de las cuales más de 800 son de habitantes que se identifican como indígenas. La comunidad subraya que su número y su lucha han sido subestimados en discursos oficiales y que están en comunicación con más de 10 mesas de danza conchera, a pesar de que las autoridades mencionan una sola mesa en su movimiento.
«En primer lugar, nuestro proyecto está avalado por más de 3,000 firmas recabadas al iniciar este proceso de las firmas entregadas. Más de 800 eran de habitantes del barrio que se autoadscriben como indígenas. No somos 40, como así lo menciona, somos muchas más, ya que el discurso que tiene la política siempre lo minoriza. En diversas publicaciones y periodicazos los políticas demeritan nuestra lucha en vez de acompañarla, nombran a una sola mesa de danza conchera en nuestro movimiento, pero estamos en comunicación y diálogo con más de 10 mesas».
La Legislatura insistió en que no se cuenta con una iniciativa formal para el nombramiento del barrio como indígena, aunque señalaron que esta es una iniciativa comunitaria. El cabildo del municipio ha mandado la iniciativa, respaldada y estudiada por el INAH. La comunidad está preparada para responder a las negativas de la Legislatura y seguirá consultando reglamentos y leyes de pueblos indígenas a nivel federal y estatal, aseguró Téllez.
Además, la comunidad señaló que las autoridades tienen intereses en la turistificación del territorio y en implementar proyectos que no consideran las necesidades de los habitantes, como la instalación de paradas de autobuses que causan la deforestación de árboles y promueven la gentrificación. San Francisquito se opone a la patrimonialización de la tradición conchera que busca convertir la cultura en un espectáculo y contribuye al proceso de gentrificación, desplazando a los habitantes originarios.
La situación del barrio de San Francisquito refleja un conflicto entre la comunidad y las autoridades locales sobre la preservación del patrimonio indígena y la identidad cultural. La negativa de la LX Legislatura a reconocer al barrio como indígena intensificó la movilización de los habitantes. La comunidad argumenta que su iniciativa representa una lucha legítima y autodeterminada, en contraposición a los intereses comerciales y turísticos promovidos por el gobierno.
Liz Selene Salazar Pérez informó que el barrio de San Francisquito no recibirá el reconocimiento de barrio indígena debido a que no cumple con los requisitos formales necesarios. Sin embargo, la comunidad de San Francisquito sigue en su lucha por el reconocimiento de sus derechos y la protección de su patrimonio cultural, y continuará buscando vías legales para obtener el reconocimiento que consideran justo y necesario.