Fotografía: David Álvarez
El Museo de la Ciudad fue sede del Tercer Encuentro Nacional de Etnobebidas, un evento que reunió a productores, académicos y aficionados de las bebidas tradicionales y contemporáneas. Pablo Gómez, junto con Chucho, Marcos y Paco, ha organizado todas las ediciones de este encuentro, la más reciente tras un receso desde 2019 debido a la pandemia de Covid-19.
La definición de etnobebida adoptada por los organizadores es amplia e inclusiva: cualquier líquido procesado para el consumo humano que otorga identidad y cohesión a un grupo social.
«Las bebidas tradicionales están asociadas históricamente a diferentes grupos sociales. Muchas bebidas actuales, como las micheladas, también se pueden entender como etnobebidas si se considera la cohesión cultural que generan», explicó Pablo Gómez.
El Encuentro tiene varias vertientes: académica, económica-productiva y cultural. La vertiente académica se enfoca en la divulgación del conocimiento científico y humanístico sobre las etnobebidas. En el aspecto económico-productivo, se invita a comerciantes, expositores locales y productores a participar. La vertiente cultural incluye arte gráfico, exposiciones, música en vivo y spoken word.
Este año, cerca de 30 productores participaron en el evento. «Integrar y confluir los intereses y modos de los cuatro organizadores fue el primer paso», comentó Pablo. «Luego, la gestión para ocupar este espacio público, que es administrado por la Secretaría de Cultura, fue un proceso largo y pesado, de varios meses, para cumplir con los requerimientos y obtener los permisos necesarios».
La organización del evento requirió una gestión adicional con varias autoridades, incluyendo la Secretaría de Cultura, Protección Civil, la Secretaría de Gobernación y el municipio.
«Planteamos que era un evento cultural con una vertiente académica y de difusión, no una venta de alcohol para cotorreo. Puedes degustar, pero compras el producto y te lo llevas. A pesar de eso, tuvimos que cubrir los requisitos y pagar como si fuera un evento comercial, como un festival de cervezas artesanales,» explicó Pablo.
La experiencia de organizar esta edición ha dejado a los organizadores con reflexiones importantes. «No existe un camino consciente y coherente con la escala y propuesta que tenemos,» señaló Pablo.
«Nos categorizan igual que un evento comercial con venta de alcohol, aunque el alcohol representa solo el 30% de lo que se vende aquí. Los demás productos son de cacao, maíz y otros alimentos. Nos quedamos con esa frustración, pero la experiencia ha sido enriquecedora».
El Tercer Encuentro Nacional de Etnobebidas ha logrado reunir a un diverso grupo de personas interesadas en la cultura alimentaria y el patrimonio, proporcionando un espacio para el intercambio de conocimientos y la promoción de productos locales.
A pesar de los desafíos, los organizadores continúan comprometidos con la difusión y preservación de las etnobebidas, esperando que en futuras ediciones se reconozca la naturaleza única de su evento y se faciliten los procesos necesarios para su realización.