Ante el anuncio sobre la creación de  una Secretaría dedicada al fomento de las ciencias y humanidades pueden surgir muchas esperanzas, pero también bastantes dudas respecto a la manera en la que abordará las problemáticas, si acaso  atenderá la rampante precarización del gremio y si mejorará las condiciones en las que se hace ciencia en México.

I. Ciencia, humanidades y tecnología: una nueva Secretaría de Estado.

La presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, ha decidido transformar el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) en una nueva Secretaría a nivel federal: la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, dirigida por Rosaura Ruiz.. Además de manejar las políticas de Ciencia, Humanidades y Tecnologías (CHT), también supervisará la Universidad Rosario Castellanos y la Universidad de la Salud, que planean expandir a nivel nacional desde la Ciudad de México. Ambas doctoras, Sheinbaum y Ruiz, provienen del ámbito académico y han participado en la administración pública. ¿Sus perfiles reforzarán su compromiso con el desarrollo de CHT?

II. En la mesa grande de la administración pública.

El análisis para convertir Conahcyt en una secretaría no es nuevo. A finales de 2023, la Academia Mexicana de Ciencias organizó un taller para reflexionar sobre el futuro de la ciencia y la tecnología en el país. Como resultado, en enero de 2024, publicaron un libro con sus propuestas, destacando un consenso para la creación de la secretaría. Enrique Cabrero, quien dirigió Conacyt (sin “h”) durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, planteó tres opciones: regresar a la operatividad previa a la administración de Elena Álvarez-Buylla (actual directora del Conahcyt), elevar el consejo a secretaría, o convertirlo en fundación.

En la opinión de Cabrero, y dado que la futura presidenta se decantó por una nueva secretaría, se esperaría que ésta tenga mayor peso político, mayor horizonte presupuestal (anual y sexenal), pero también menos autonomía, más riesgo de politización y ejercicio presupuestal tan rígido como la Ley Orgánica de la Administración Pública lo permita.

III. Mismo presupuesto, menos confrontación.

La creación de la nueva dependencia ha sido bien recibida por la comunidad académica, aunque algunos sectores críticos han expresado reservas. Rosaura Ruiz, quien tiene una trayectoria destacada en la academia y la administración pública, no ha tenido confrontaciones significativas con la comunidad académica. Una expectativa clave es que el organismo que encabece logre un presupuesto del 1% del Producto Interno Bruto (PIB) para ciencia y tecnología, aunque tanto Sheinbaum como Ruiz  han declarado que no habrá un aumento presupuestal inmediato.

Contamos con tres fuentes de información que podrían proporcionar claves para entender la lógica de la nueva secretaría, más allá del presupuesto: las propuestas de las voces críticas al sistema actual (como las mencionadas sobre Cabrero), los «Diálogos por la transformación» (12 encuentros no publicados) y el trabajo de su titular.

La Dra. Rosaura Ruiz fue directora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias y titular de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) de la Ciudad de México, entre otros cargos. Así, públicamente no se le conocen confrontaciones ni agravios que comprometan el diálogo con la comunidad académica. Finalmente, hay opiniones favorables del trabajo desempeñado con la Red ECOs en la Ciudad de México.

IV. El reto de tejer: ¿una Red ECOs nacional?

Si no es presupuestal, ¿qué otras posibilidades hay por implementar? Una opción podría ser llevar la Red ECOs a nivel nacional.

En la comparecencia que tuvo como titular de la SECTEI, Ruiz describió que la «Red ECOs» nació en 2019 con el propósito de unificar las instituciones de educación superior, entidades gubernamentales, centros públicos de investigación, sociedad civil y sector productivo para generar proyectos académicos que busquen mejorar la vida de las personas en la CDMX.

«[La Red ECOs] fue muy original porque fueron las autoridades quienes se acercaron», indica el Dr. Rodrigo Peña González del Seminario sobre Violencia y Paz del Colegio de México (Colmex). Peña González participa en la Red ECOs desde 2020, luego de que la SECTEI definiera los ejes prioritarios para la CDMX y realizara una búsqueda para vincular con las instituciones con posibilidad de liderar dichos ejes.

En el eje de seguridad ciudadana es donde el Colmex se suma a la Red, junto con la UNAM, Centro Geo, ITAM y CIESAS; además surge el seminario que el Dr. Peña lleva en conjunto con el Dr. Sergio Aguayo, donde hacen investigación aplicada en violencia y construcción de paz para llevarlo a la práctica con las autoridades.

Sobre la posibilidad de que los alcances de la Red salgan de las fronteras capitalinas para tejer a nivel nacional, Peña opina que es viable pero advierte el reto de la densidad de investigadores y universidades. En CDMX el indicador es alto como producto de la centralización, pero posiblemente no todas las regiones cuenten con suficientes especialistas en la academia para afrontar los retos que los ejes les propongan. Aun así, le parece una posibilidad «esperanzadora» e insiste en la necesidad de construir puentes para que el trabajo académico no se vea como una amenaza, sino con el interés genuino de aportar desde la academia en colaboración con la función pública. Algo que, por sus medios, ha sido difícil de establecer pero que con la Red ECOs, sucedió.

Atender los retos sectoriales indica que es menester que las entidades federativas articulen con la federación para el establecimiento de las necesidades, y por lo tanto, los ejes. La duda para colaborar es si la asignación directa de proyectos o las convocatorias públicas son la vía para tejer la red.

El actual Conahcyt tiene relación jerárquica con 122 sedes de los Centros Públicos de Investigación y 78 laboratorios nacionales (ver mapa). La otra parte de actores en investigación está (al menos) en las 216 universidades e instituciones de educación superior que conforman ANUIES. Aquí, posiblemente las convocatorias sectoriales puedan organizar el trabajo académico que atiende necesidades.

V. Tiempos de cambios

Desde la llegada Álvarez-Buylla al Conahcyt, ha habido cambios en reglamentos, leyes y modalidades de financiamiento para CHT. Ahora, con la llegada de Claudia Sheinbaum, se añade el ascenso del Conahcyt a secretaría. Para comprender estos cambios en ciencia como proceso histórico, entrevistamos a la Dra. Gabriela M. Luisa Riquelme Alcántar del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales del IPN, cuya investigación se enfoca en la Historia de la Ciencia y de la Educación de los siglos XX y XXI.

Remontándose al periodo presidencial de Lázaro Cárdenas, la Dra. Riquelme describe cómo Cárdenas creó un Consejo Nacional de la Educación Superior e Investigación Científica, lo que considera adelantado a su época y fundamental en su planteamiento: la educación superior y la investigación son partes indisolubles de una misma política.

En ese sentido, la investigadora del IPN sostiene que ante la desvinculación se ha demeritado y disminuido la posibilidad de formar cuadros técnicos, pues los incentivos en la academia se enfocan en producir, dejando poco tiempo para brindar atención a estudiantes. «[se cubren] las necesidades de los investigadores, mientras que los estudiantes y la educación superior quedan en segundo término», indica la Dra. Riquelme, quien considera que este es uno de los problemas actuales de la educación superior e incluso de los posgrados.

En la opinión de la académica del IPN, bastará con observar las primeras funciones que tome la nueva Secretaría para comprender las políticas que desarrollarán, y pone como incógnita la articulación con la educación superior, ahora que la Secretaría estará al mismo nivel que la SEP.

Y así, el gremio CHT se mantiene a la expectativa. Sin embargo, la perspectiva de formación de nuevas personas en investigación vinculado a su destino laboral, la vulnerabilidad laboral en la que se encuentran trabajadoras académicas con «beca» (con fecha de caducidad) en lugar de «salario» y la precariedad en la que se encuentran más del 70% de los docentes en instituciones de educación superior, son preocupaciones serias para las que no encuentro propuestas concretas que las resuelvan en el corto plazo. La esperanza de quien escribe es que esta preocupación por el precariado no se convierta en una lucha separatista de sectores, ya que es una situación bastante generalizada.

Christopher Cedillo
c.cedilloc@gmail.com
Docente, investigador y divulgador, miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Trabajo con plantitas en el laboratorio, tratando de descubrir algunos de sus secretos.

Un comentario en «¿Transformación científica en México?»

  1. El cardenismo no dejó muchas cosas buenas fuera de la imaginación de la gente y el día de muertos, el ejido es el mejor ejemplo de esas políticas fallidas, así que suspirar por esos tiempos no es muy halagüeño. Suponer que al hacer al CONAHCYT una secretaria solo me hace pensar en lo bien que va la agricultura que tiene mucho tiempo teniendo su secretaría, en fin como bien dices hay muchas dudas y en mi opinión pocas posibilidades

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