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La libertad como ficción: esclavitud y violencia racial en El ferrocarril subterráneo


Texto: Iván Gara

Fotografía: Iván Gara


Colson Whitehead nació en Nueva York en noviembre de 1969 y a sus 55 años ya se ha consolidado como uno de los escritores más importantes dentro de una nueva ola de autores estadounidenses, quienes concentran su narrativa en exponer desigualdades estructurales. 

Su novela más famosa: El ferrocarril subterráneo (2016) recibió el premio Pulitzer a Obra Literaria de Ficción en el año 2017. Tres años después volvería a ganar este premio, pero ahora por su novela Los chicos de la Nickel (2019).

El ferrocarril subterráneo nos transporta a mediados del siglo XIX en Estados Unidos, época previa a la guerra civil cuando los estados sureños de este país basaron su economía en la explotación de esclavos secuestrados de África, transportados a América para cosechar algodón y otros productos agrícolas. 

En una plantación del estado de Georgia conocemos a Cora, hija de una esclava fugada hace muchos años, quien deberá emprender un peligroso viaje en búsqueda de su propia libertad, lejos del yugo del hombre blanco. 

La novela retoma una antigua leyenda de la época: un grupo de personas desconocidas, que ya eran conscientes del horror de la esclavitud, organizaron una ruta secreta para ayudar a los esclavos a escapar del sur al norte, garantizando así su futuro y su libertad. 

El propio autor ha comentado que su novela va más allá de denunciar los crímenes cometidos contra esclavos afroamericanos, pues busca explorar la complejidad de las relaciones humanas. ¿Qué pasa cuando una persona que sólo ha conocido la esclavitud durante toda su vida de repente obtiene su libertad? 

Además de su ritmo ágil y fácil de leer (apoyado por una buena traducción al español), Colson Whitehead logra describir actos violentos y aterradores con una belleza que resulta inquietante por momentos, pasando del horror y el gore a la melancolía en menos de un renglón. 

Quizá su único punto débil sea el último capítulo, en el que el cierre se siente apresurado y poco contundente para una historia que buscaba la redención de sus personajes protagónicos, algo que queda poco claro para el tono que llevaba la trama. 

En un contexto actual donde la hegemonía occidental blanca vuelve a condicionar el acceso a derechos, dependiendo el tono de piel, El ferrocarril subterráneo se convierte en una de las novelas más importantes que podemos leer para reflexionar sobre los riesgos del racismo.

Para aquellos que quieran complementar su lectura recomendaría algunas películas como 12 años de esclavitud, del director Steve McQueen; Django sin cadenas, de Quentin Tarantino; Mississippi en llamas, de Alan Parker o la propia adaptación a serie televisiva de la novela dirigida por Barry Jenkins. 

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