Fotografía: Laura Santos
En la comunidad de El Colorado, en el municipio de El Marqués, la celebración de San Judas Tadeo, el 28 de octubre, es una tradición de arraigo, que poco a poco ha incrementado entre sus habitantes, quienes organizan fiestas en su honor en las diferentes calles de esta zona, al ritmo de una banda estilo sinaloense, disfraces, mole y arroz, así como la presencia de «El Patrón», a quien se le reza y festeja; el de las causas difíciles.
El Colorado es una localidad en el municipio de El Marqués, en Querétaro, ubicado al norte de la ciudad, predominantemente obrera, que entre sus costumbres está la de San Judas Tadeo. Los rezos son cada 28, pero la fiesta grande, como refieren sus habitantes, se da en octubre, donde preparan mole para quien se acerque.
Prenden cuetones, y encienden los toritos como parte de estas prácticas que la Iglesia Católica ha tenido que adaptar, al ser una expresión popular que podría decirse se dio con naturalidad, de la misma gente. En La Noria está su capilla, pero es en El Colorado donde encuentra una de sus grandes manifestaciones populares, al ser un día de fiesta, de importancio comunitaria.
Doña Lucy, fiel creyente de San Judas
Doña Lucy radica en la comunidad de El Colorado en el municipio de El Marqués, y es devota de San Judas Tadeo desde hace 16 años, siendo de los principales organizadoras de los novenarios y el acto celebratorio del 28 de octubre, de este sitio cercano al monumento a Conín, en el que preparan comida para más de 300 personas.
«Lo festejamos cada año. Ahorita que está la pandemia, no. Ya ahorita, con este año son dos años que no le hacemos su fiestecita. No exactamente se la hacemos nosotros, sino que todas las personas que vienen al rosario colaboran e invitamos a las personas a que traigan a su San Juditas aquí a su pobre casa de ustedes y le hacemos un novenario», declaró Doña Lucy, mientras posa en su mano una figurilla de San Judas de fomi, hecha por su nieta de ocho años.
La fe en este santo es un fenómeno social que ha crecido recientemente, y que en Querétaro sitios como El Colorado o La Piedad tienen una población, en su mayoría, seguidora de este santo, cuya característica principal es que esta creencia surge desde la propia población, sin necesidad de que la iglesia intervenga.
«Hay personas que están agradecidas por los favores que San Judas le ha hecho y traen un aceite, dos kilos de arroz, traen los cuetes; otra persona trae el pollo, todo el pollo que se necesita porque le damos de comer a un promedio de 300 ó 350 personas. A toda la gente que pasa en la calle les ofrecemos un taco. Y les ofrecemos a todos con tanto amor y voluntad que no se acaba, hasta sobra para darles de llevar», reveló.
Doña Lucy comentó que, durante las fechas cercanas al 28 de octubre las personas de la comunidad llevan sus propias figuras de San Judas para ser bendecidas, y son tantas que suelen extraviarse porque nadie reconoce la suya. Además, añadió que en la comunidad suelen pasearlo en camionetas y las celebraciones se realizan hasta con mariachis, donde todos participan.
«En el Colorado yo creo que el 70% tiene su San Juditas. Y nos damos cuenta porque aquí, cuando vamos a misa, es como los niños Dios cuando los llevamos el día de Navidad; así toda la gente lleva su San Juditas. Aquí hay como unas cinco familias que hacen novenario y todas las casas tienen gente porque unas van a un lado, otras dicen voy con Doña Lucy o tal parte, pero todas se llenan», refirió.
Para ella es un orgullo que San Juditas, como se le llama de cariño, «esté acá en nuestra casa. Nos ha hecho muchos milagros». Desde ayudar a un familiar suyo a cruzar hacia Estados Unidos hasta usar el manto que recubre a la figura para colocarla sobre las personas enfermas y logren curarse, en una creencia arraigada en la bondad y el apoyo hacia los demás.
«Luego mis nietas me dicen que porqué le rezo tanto y pues les digo que hay que pedir por todo. Yo pido por los niños, por los jóvenes, por los enfermos, por los encarcelados. Aunque estén en la cárcel y hayan hecho lo que hayan hecho, son nuestros hermanos y debemos pedir por ellos. Por todos los enfermos que están intubados, por los enfermos de la pandemia. Todos somos hijos de Dios y debemos pedir por todos», sostuvo.
Doña Lucy es una persona bondadosa y muy querida en El Colorado, al igual que su esposo Don Julián. Ambos han labrado una tradición que continúa incluso con las próximas generaciones de niños y jóvenes, quienes se asumen creyentes y a quienes Doña Lucy les ha regalado algunas estatuillas, como un acto caritativo para que la fe les dé fortaleza ante las dificultades, pues recuerda es el patrono de las causas perdidas.
«Hay muchos problemas que pensamos que ya no tienen solución, pero sí tienen solución. Es una fe muy grande para San Juditas, aquí en la comunidad y ahora sí que esta pandemia nos dejó una enseñanza muy grande porque ricos, pobres, humildes, todos, de cualquier nivel social, ni con todo el dinero que tengamos, si Dios quisiera, no nos salvamos», concluyó.