Fotografía: Laura Santos


Decir “Soy Prieta” y estar orgullosa de ello es el objetivo de la exposición que lleva ese nombre, precisamente, de la artista Alix Yolitzin; la intención es asumir el adjetivo peyorativo, darle vuelta y convertirlo en una declaración política, ideológica y sensible. 

“Es necesario que tú te autonombres para que, a partir de este cambio, pase del insulto al autonombrarse como una forma de dignificar el significado de la palabra y también de tu existencia”.

La obra plástica de la artista Alix Yolitzin cuenta las historias de racismo y violencia de género, vividas por mujeres a su alrededor. La expo “Soy Prieta” es la continuación del proyecto anterior, llamado “El cuerpo femenino territorio de batalla en México”.

Niñas y mujeres de piel oscura, rasgos indígenas y pelo negro han aprendido que son feas por ser como son: distintas al ideal de belleza blanco, europeo y anglosajón. Han vivido violencia estética, psicológica y sexual. Todas las mujeres que inspiraron la serie de pinturas en gran formato son familiares, amigas o conocidas de la artista. 

“La discriminación y el racismo como otra forma de violencia que vivimos en México, muchas veces es invisibilizada, hasta más que otras y también naturalizada. Hasta lo vemos como una forma de de juego de o parte de nuestra cultura”.

Las mujeres y niñas pintadas en la obra de Alix no son precisamente las que entrevistó para la investigación, sino que están representando las historias ahí narradas, pues no son retratos. Las historias de las mujeres entrevistadas siempre terminan en el punto de la vergüenza del origen y cómo su cuerpo lo delata. Las entrevistas fueron hechas a mujeres del Valle del Mezquital, en Hidalgo.

Aunque para la artista es importante nombrar y reconocer las violencias, señaló que su intención es rendir un homenaje a los cuerpos de las mujeres reales, que tienen poca representación en los medios de comunicación y en el arte. De acuerdo con la artista, ya ha recibido comentarios sobre mujeres que se han sentido identificadas con los cuerpos que ha retratado. 

Además de la serie de pinturas, la exposición también incluye grabados y bordados sobre fotografía, puesto que son técnicas que usualmente utiliza en su trabajo. Alix ha impartido talleres con la temática de la revalorización de la historia familiar a través del bordado y del grabado. 

Habitar el cuerpo como territorio

“Quise hacer esta otra vertiente del tema: seguir hablando del cuerpo femenino, a partir de esta analogía o metáfora de territorio y ya enfocarnos un poco más como en la cuestión del colonialismo. De todas estas cargas violentas que trae, a partir de cómo se ve nuestro cuerpo, del color de nuestra piel, de nuestros rasgos de la cara, del espacio que abarca nuestro cuerpo, de si somos gordas, flacas, pequeñas, altas, de las características del cabello”. 

El cuerpo como territorio en el que se materializan los distintos tipos de violencia y las implicaciones que eso trae para quienes la sufren, es el tema de la exposición. Además, Alix considera que es posible encontrar una analogía entre la forma en la que los cuerpos femeninos son violentados y la forma en la que los territorios han sido invadidos históricamente. 

“Esto es una cuestión de autonombrarse con fuerza, que se está segura, que lo eres y que además no te avergüenzas. Llegué al título justo por las entrevistas, porque todas hablaban desde la vergüenza, como algo que no quisieran hablar. Así es cuando algo está violentando tu cuerpo,  tu identidad: te avergüenzas y eso es al contrario de lo que debería de ser, porque tú fuiste la persona violentada”.

De acuerdo con Alix, durante el proceso de las entrevistas con las que partió su investigación para crear, se dio cuenta de que las violencias se mezclan, pues la violencia sexual, la psicológica e incluso la económica, dejan huella en los cuerpos de las mujeres. 

“Es muy fuerte la relación que hay con nuestro contexto, con nuestra memoria, en nuestra historia y cómo es que nuestro cuerpo lo va resintiendo, lo va representando”.

Racismo: lastre del colonialismo

El racismo se ha ido heredando y en el inconsciente se ha quedado la idea de que la piel oscura, la piel morena, prieta que abunda en México, es inferior a la blanca. Para la artista, esta idea es un lastre del colonialismo que se deja de lado con los discursos unificadores, que, de nuevo, terminan por intentar anular la diversidad. 

“Involucra muchas cosas: la negación de la diferencia de tu propia identidad, por ejemplo, con esta idea de unificación que habla del mestizaje y de que todos somos iguales, pero que finalmente eso también implica negar que todos tenemos una parte indígena”.

Aunque la historia ha sido cruel y las secuelas persisten incluso en las más pequeñas, Alix se muestra emocionada por formar parte de un momento en el que hay lugar para el orgullo prieto, tan necesario en un contexto en el que la mayoría de la población tiene rasgos indígenas. 

“Estoy consciente de que cada vez somos más personas que buscamos esa resignificación de nuestra plenitud, del sentirnos orgullosos de cómo somos, de cómo nos vemos, de quiénes somos”.

Ana Karina Vázquez
akarina.vb@gmail.com
Periodista de la generación del fin del mundo. Hija de la crisis y de la incertidumbre. Tengo muchas pasiones.

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