Fotografía: Ana Karina Vázquez


1.-  “Si fuera rica, no me preocuparía por esto”

“A ver qué sucede, espero la coordinadora de la maestría me diga algo, porque ya ando con colitis nerviosa,” me cuenta Sofi, quien renunció a su trabajo en industria para aplicar a un posgrado en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). 

La situación de Sofi la padecen los estudiantes aceptados en alguno de los 23 programas de posgrado de la UAQ que el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) ha clasificado como “no prioritarios” para obtener una beca de manutención, como lo ha informado la institución en las últimas semanas. No es que estos programas no tengan calidad educativa, es que no cumplen con los intereses de profesionalización que se considera necesita el país.

El problema que tiene Sofi, y muchas otras personas, es que los programas de posgrado son de tiempo completo y ella no proviene de una familia adinerada que la apoye. No posee los recursos suficientes para dejar de recibir ingresos durante los dos años que dura su maestría. Así, la posibilidad de obtener una beca de manutención es la diferencia para que sus aspiraciones tengan posibilidades de materializarse. Si estas nuevas reglas hubieran sido publicas antes de que ella iniciara el proceso de admisión, habría renunciado a sus planes de vida en la investigación y aún tendría trabajo. 

“Si fuera rica, no me preocuparía por esto. De haber sabido que esta área se consideraba no prioritaria, habría buscado otras que sí lo fueran, de haber sabido…”, reflexiona Sofi, esperando que la organización estudiantil y las autoridades logren que este semestre no haya estudiantes entre los daños colaterales. Y para el próximo semestre, tendrán que venir profundas reflexiones y cambios sobre la orientación que tienen los posgrados en su alma máter a la que se someterán las futuras trabajadoras de la ciencia.

2.-  Derecho humano a la ciencia

El artículo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos indica que toda persona tiene derecho a gozar de los beneficios del desarrollo de la ciencia, en su Artículo 3 sección V. La Declaración Universal de Derechos Humanos va más allá con su artículo 27: no solo hay derecho a tener beneficios sino a participar en el progreso científico. Porque, aunque el conocimiento científico se asocia con la objetividad, es generado por personas con una historia de vida que puede condicionar las preguntas que se hacen y las problemáticas que les parecen importantes resolver.

“Importa qué ideas usamos para pensar otras ideas,” dice Donna Haraway en su libro “Seguir con el problema”. 

¿Con qué ideas habrá pensado la NASA su proeza de llevar al hombre a la luna? Pues una de las ideas fue esa, centrada en el hombre. 

La investigadora y divulgadora de la ciencia, Mariana Ester Martínez Sánchez escribió sobre menstruación en el espacio y nos cuenta que “la primera vez que una mujer estadounidense fue al espacio durante un periodo largo, los ingenieros de la NASA mandaron con ella cien tampones, cuando una mujer usa alrededor de doce durante un periodo menstrual.”4

Sobre las ideas que usamos para pensar otras ideas, están las condiciones sexogenéricas que nos condicionan y configuran en nuestro habitar social. Mariana continúa: “pero esto va más allá de la ignorancia, es evidencia de la fuerte desigualdad que existe en la investigación y los desarrollos tecnológicos.”

Ante la desigualdad de los desarrollos, necesitamos diversidad de portadoras de ideas que piensan ideas para que participen en el progreso científico y desarrollo tecnológico, con orientación a la diversidad de preguntas y soluciones que emanan de nuestras historias.

3.-  ¿Problema de blancxs privilegiadxs?

Para estudiar un posgrado, hay que estudiar una licenciatura. Para estudiar una licenciatura, una secundaria, y así, para no hacer el cuento tan largo. Es decir que solucionar las becas de posgrado, está muy, pero muy lejos de ser significativo para lograr el derecho humano a la ciencia.

En 2019 entrevisté a Erick Daniel Cruz Mendoza, originario de Oaxaca y actual estudiante de doctorado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. “Uno de los motivos de la movilidad espacial se debe a la falta de instituciones educativas para avanzar en los estudios. Por ejemplo, en las comunidades lejanas a la ciudad hay escuelas primarias o multigrados, sin embargo, no hay secundarias, preparatorias y menos, universidades, por lo que existe una necesidad de migración vinculado con lo educativo”, relata Erick Cruz. 

Y sobre la posibilidad de estudiar un posgrado con beca de manutención, “ni siquiera es algo que se nombre (aquí). Además, parecen algo lejano a nosotros”, precisa Erick Cruz.

4.- Cuando despertó, la precariedad todavía estaba allí

La revista Nature publicó una encuesta en 2019 para conocer los “sueños” o aspiraciones académicas de las personas estudiando un posgrado. Los resultados indican que en México y en el mundo, el 56 % esperan conseguir un trabajo en la academia, el 28 % en industria y el resto se reparten en sector médico, gobierno y sociedad civil organizada.

De acuerdo con el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los profesores por asignatura ganan entre mil 700 y cuatro mil pesos. En otro estudio realizado por Angélica Buendía, Abril Acosta y Manuel Gil Antón, destacaron que siete de cada 10 académicos en las Instituciones de Educación Superior en México son de tiempo parcial. Así que hay que hacer peregrinación en toda la ciudad para que cada uno de los empleos parciales generen un sustento para sobrevivir.

Quizás cometimos el error de no nacer antes. Manuel Gil Antón, gran pensador de aproximadamente 68 años de edad, declaró en un seminario virtual que a él le tocó la suerte de haber nacido en el 55 y que la expansión de la academia ocurriera cuando él ya tenía el 75% de los créditos de su licenciatura. Aún no se graduaba y ya estaba dando clases en diseño industrial. “Eso es movilidad estructural, no es movilidad social a través del esfuerzo”, concluyó.

Sofi es el nombre ficticio que uso para concentrar los testimonios reales que recibí la última semana. Si todas las personas que ya fueron aceptadas en su posgrado resuelven el problema de manera favorable, será importante para que su situación económica no sea un factor para continuar o desertar el posgrado. Pero no es suficiente y hay mucho por hacer para generar condiciones dignas de trabajo, lo cual no es un problema único de la academia.

Christopher Cedillo
c.cedilloc@gmail.com
Docente, investigador y divulgador, miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Trabajo con plantitas en el laboratorio, tratando de descubrir algunos de sus secretos.

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