Fotografía: Ana Karina Vázquez


Ángeles Ortiz Espinosa, cuya firma literaria es Allure Spinoza, escribe terror social, ciencia ficción, poesía y teatro, además de desempeñarse como politóloga e investigadora en ciencias sociales, quien considera que el terror social es una forma de adentrarse en las complejidades de la vida, porque se parte de la curiosidad. 

“Creo que, en particular el terror, la ciencia ficción, la fantasía, estas formas de contar historias que van más allá de lo realista, pueden provocar más interés y de esta forma puedes generar un vínculo más cercano para la subtrama que tú quieras contar”.

De acuerdo con la autora, abordar situaciones humanas como la soledad, el miedo o la tristeza, que son consideradas emociones básicas, puede resultar más atractivo y entretenido para las personas si se hace a través de la ficción. 

A pesar de que la realidad misma puede ser mucho más aterradora que cualquier historia de terror, en un país en el que hay más de 100 mil personas desaparecidas, una cifra negra y de impunidad altísima, pareciera ser que, precisamente, porque necesitamos un respiro de la verdad, consumimos ficción y, particularmente, literatura, cine y productos culturales de terror. 

“México es el país que más consume terror, pero el terror que consume tiene que ver con cosas sobrenaturales con demonios, fantasmas… como que justamente este terror de asesinatos y demás no, no se consume tanto porque es lo que sí pasa. Leemos una nota, y vemos cosas en realidad terroríficas. (…) el terror del que nosotros podemos hablar tiene más que ver con una realidad, lo cual es más perturbador”. 

Allure considera que la invención que implica la literatura de terror sí permite a las personas lectoras la resolución de situaciones desde un sitio seguro, puesto que la ficción permite una distancia pertinente de saber que una historia sólo se vuelve real mientras se lea, pero finalmente sí construye imaginarios de situaciones posibles. 

“A las personas inconscientemente nos gusta ver eso, porque también nos da tips de supervivencia. Tú ves cómo reaccionan los personajes ante determinadas circunstancias que pueden ser sumamente perturbadoras o peligrosas y entonces tú estás esperando para ver cómo se salva el personaje”. 

La autora considera que el hecho de que una situación de terror pueda traer consigo aportes prácticos para las personas, la literatura conserva su fin último de ser una actividad placentera, una pausa y un punto de fuga para vivir más realidades a través de las narrativas, que permiten tomar distancia de las acciones de las otras personas y tomar consciencia de la complejidad que involucra, puesto que se considera su contexto. 

“Creo que también sirve mucho para entender cómo actúan las otras personas y a lo mejor no tomarnos las cosas tan a pecho, no justificar ciertas acciones, pero sí entender de dónde vienen y que muchas veces no es que vengan de la sola decisión personal, sino que van arrastrando un contexto particular y creo que esto es importante, no sólo a nivel individual, sino a nivel social; el poder empatizar con el otro, el poder entender porqué se comporta la otra persona de determinada forma”. 

La incursión de Allure en la literatura nació a partir del reconocimiento de las posibilidades que un texto con estas características tendría de ser leído: es mucho más probable que se lea ficción a que se lean artículos científicos. La literatura puede permear en más contextos que la endogamia literaria académica, en el que es únicamente en el círculo de la investigación que se lee para terminar citándose entre los mismos integrantes de las cúpulas. 

Para la autora, la razón por la que la literatura sí puede generar empatía por realidades y modos de pensar diversos, es “porque no estás tratando de enseñarles nada, sino que les expones una situación y a mí eso me parece muy importante de la literatura que deja al lector a la lectora pensar; ver esta situación que a lo mejor pensaba muy ajena o que no se había topado con algo así y que de repente dice “esto pasa” y que lo hace pensar, que las hace reflexionar, eso es lo que buscaba, y definitivamente con la investigación social no funciona”.

Allure Spinoza fue becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) en 2020 y trabajó en un proyecto literario que buscó reflejar la vida cotidiana de las mujeres en el siglo XIX, particularmente aborda situaciones de violencia de género. De acuerdo con la autora, la normalización de estas situaciones hace que las cifras dejen de alarmar, de tener sentido, de ahí el hecho de que estos números sean también historias es importante. 

Respecto a las desigualdades de género en la escritura, la autora consideró que aunque no se puede hablar plenamente de igualdad de condiciones, sí considera que es un buen momento para ser escritora, puesto que los activismos y las luchas sociales han hecho mucho por las mujeres para que hoy, las letras femeninas tengan tanto peso y reconocimiento, luego de siglos de escribir en la penumbra de la negación. 

“El activismo ha ganado mucho para nosotras, incluyendo la posibilidad de escribir. Creo que ahora hay muchos más espacios que antes estaban más restringidos y también el poder darte el lujo de escribir (porque al final es un lujo y antes era más lujo), ahora hay un montón de espacios, no para escrituras diversas y para para tipos de escritura para públicos”.

El último libro de Allure Spinoza es un poemario llamado “Distopías”, del sello Ediciones del Olvido, pero a su obra se suman “Se nos fue el miedo”, “Cuentos breves de horror para seres ocupados” y también ha sido colaboradora en más de 25 obras de teatro.

Ana Karina Vázquez
akarina.vb@gmail.com
Periodista de la generación del fin del mundo. Hija de la crisis y de la incertidumbre. Tengo muchas pasiones.

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