Fotografía: César Gómez
En las calles de Carrillo Puerto, a la temprana edad de 14 años, Edgar Alan Uribe “Karim” experimentó sus primeros encuentros con el arte urbano. El graffiti, al igual que otras expresiones culturales como el punk y el rock urbano, constituía el paisaje cotidiano de su juventud y, sin saberlo, impactaron su visión artística en un momento clave de su vida: el descubrimiento personal en la adolescencia.
«Es una época en la que te entra siempre ese espíritu de liberación. Al final estás conociéndote un poquito más a ti, también a tu alrededor y pues a lo mejor quieres expresar un poco eso, no sabes a veces cómo hacerlo y tal vez el hacer algo en la calle […] puede ser un poco liberador en ese sentido, ¿no? Que al menos creo que fue lo que me pasó a mí».
La inmediatez y la sensación de liberación que emanaba de esta práctica fue lo que atrajo su atención hacia el arte, y lo llevó a explorar otras áreas formas de expresión como el lienzo y la fotografía. «El graffiti te da una sensación de liberación, que pues ya después lo sentí en la pintura y también en la fotografía, pero sí fue como esa primera intervención que dije, órale esto nunca lo había sentido antes».
Egresado por parte de la Universidad Autónoma de Querétaro en Artes Plásticas ha recurrido al pincel, al aerosol y al óleo para plasmar sus obras mediante murales y lienzos.
Además de su labor artística, trabajó en el Instituto Municipal de la Juventud Querétaro durante una administración en la que asumió la responsabilidad de la gestión cultural. En este rol diseñó y coordinó diversas actividades dirigidas a la juventud local como concursos de skate, expo graffitis, clases de parkour donde ofrecieron espacios concretos en los que el público podía expresarse libremente.
Dichos eventos funcionaron como un escape creativo y fomentaron la participación comunitaria, así como el desarrollo personal a través de diferentes formas de expresión. Para Uribe, las intervenciones representan una forma de expresión, por lo que en lugar de coartar y privarlos del derecho a manifestarse, aboga por la implementación de programas o proyectos que reconozcan el valor cultural y social del arte urbano.
«Querétaro tiene mucho movimiento de arte urbano, o sea, en el sentido de que instituciones gubernamentales sector privado fundaciones han apoyado. […] Creo que es de las ciudades que más, o sea en México, que más tienen programas de arte urbano».
Para el muralista queretano es indispensable normalizar la intervención urbana y evitar su estigmatización como ocurría hace una década, cuando el graffiti era considerado una falta grave. De acuerdo con el artista, la evolución en la percepción sobre este fenómeno permite reconocer el arte urbano como una forma legítima de expresión y una contribución valiosa al paisaje cultural de la ciudad.
Arte como herramienta de libertad
Durante su estancia dentro del Instituto de la juventud también tuvo acercamiento al Centro de Internamiento y Ejecución de Medidas para Adolescentes (CIEMA), una experiencia breve pero significativa. Durante su visita, donde se dedicó a pintar mamparas, reforzó su creencia de utilizar el arte como herramienta de transformación y empoderamiento social.
Más adelante, en 2022, la Fundación Nyssa, dedicada a la prevención del delito y la reinserción social mediante talleres artísticos, deportivos y sociales, le propuso impartir clases en penitenciarias, así como la creación de proyectos murales, en los que las personas privadas de la libertad tengan la posibilidad de explorar su creatividad y canalizar sus emociones a través del arte.
«Nunca me lo hubiera imaginado y esa experiencia de pintar con ellos, de que me estén contando sus experiencias de pintura, de cómo los ha cambiado un poco, o los tranquiliza, o al final pues sí están encerrados, pero pueden lograr con la pintura un tipo de libertad».
Su última actividad fue un seminario de pintura fluorescente en el Centro Federal de Máxima Seguridad. Uribe subrayó la capacidad del arte para permitir a las personas reflejar su identidad y contexto, además de transformar sus realidades al expresar lo que viven y sienten. «Yo creo que a cualquier artista le da algo. Más que pintar y hacer algo, le da algo a su persona o a su espíritu y creo que que ningún artista dudaría de eso, pero creo que todavía ya haberlo reflejado en otras personas así como les cambia su cotidiano, cómo puede transformarlos», compartió.
Desde la perspectiva del artista, la pintura trasciende fronteras. Ante experiencias de este tipo siempre lo llenan de emoción, pues nunca sabe qué esperar ni qué resultará. Han contribuido a ampliar su visión respecto al arte y lo motivan e inspiran a continuar con su pasión.
La identidad en el lienzo
El trabajo de Uribe ha recorrido varios puntos dentro de la república, gracias a colaboraciones con Galerías como Aguafuerte que tiene sedes en Ciudad de México, San Miguel de Allende y Val Quirico. De igual forma, tuvo la oportunidad de presentar una serie de grabados en Santiago de Compostela, España, durante su estancia de intercambio.
Su trabajo en Impulso Galería le permitió exponer en 2023 su colección más reciente: «Urbe e identidad, una interacción continua». Se encargó de retratar a sus amigos inmersos en diversos movimientos culturales, desde el hip hop y el rap hasta el graffiti, el skate y la danza urbana. Su objetivo era atrapar la esencia del momento en el que se sumergen en sus respectivos gremios.
Para dar vida a esta serie, emprendió un viaje de documentación que le permitió observar las actividades de amigos y capturarlas a través de la cámara. Al fusionar su pasión por la fotografía y la pintura, aunada por las aventuras que compartió años atrás con sus amistades, las imágenes sirvieron como base para dar rienda suelta a su creatividad.
Al cabo de un año y medio de trabajo, el artista queretano presenció la buena acogida que tuvo su obra sobre el papel de la identidad en el ser humano tanto entre los protagonistas de sus cuadros como entre el público que visitó la galería.
«La identidad» es un concepto clave a lo largo de sus obras porque es algo natural en la humanidad. «Me gustó mucho jugar el tema de la identidad porque al final, a través de una expresión, las personas se quieren expresar, ya sea mediante una pintura, mediante cantar, bailar o hacer deporte. Nace un movimiento cultural, pero todo a través de querer expresar, y ese querer expresar es como también buscar tu identidad». Más que compartir una reflexión pretende cuestionar la naturaleza humana.
A pesar de ser un elemento necesario, Uribe sostiene que la identidad conlleva una tendencia negativa. «Quiero hacer preguntas, y una de estas preguntas es por qué un ser humano tiene la necesidad siempre de sentirse identificado con algo». Señaló que el ser humano tiende a aferrarse demasiado a lo que considera «suyo», e inclusive puede llegar al extremismo, pues en esta idea de proteger también sucede una imposición, por tanto, no hay respeto por las ideas del otro.
Actualmente trabaja en su nueva colección donde pretende plasmar las identidades efímeras. «Nuestro cotidiano va muy acelerado, muy muy acelerado, que a veces no le damos el tiempo de trabajar». Para su creación utiliza fotografías con obturación larga con la que captura el movimiento y materializa su fugacidad en la pintura, el resultado es un efecto de difuminado que simboliza la instantaneidad de nuestro presente.
Uribe afirmó que «la identidad» seguirá siendo un tema central en su trabajo durante algún tiempo, puesto que es un concepto que implica cierta complejidad y cuya amplitud facilita la exploración de diferentes ángulos que quedarán manifestadas en los lienzos de su estudio.