Texto: Yezica Montero Juárez

Fotografía: Sam Thing


Hablar de quien dedica su vida a la filosofía y la poesía en tiempos donde prevalece ser influencer y expresar opiniones sin el mínimo ejercicio del pensamiento crítico, ni mucho menos poético, se ha convertido en un oasis necesario para los pensamientos que gozan de la reflexión, de la investigación, de la creación de mundos sensibles que aún están ávidos de expresar y encontrar algo más allá de lo que ofrece la realidad. 

Tadeus Argüello llegó al mundo sensible en 1983. Su infancia transcurrió en el Barrio de San Sebastián, perteneciente al Centro Histórico de Querétaro, uno de los bastiones geográficos donde nacen, crecen y mueren los «queretanos-queretanos». A unas cuadras se encontraba el preescolar donde conoció a uno de los personajes que hoy en día se ha vuelto el enemigo público de la nutrición infantil: Chester Cheetos, hecho trascendental que lo llevó décadas después a dedicarle un poema en la colección de «Yo compraría todo eso por un dólar».

Este poeta, que no se considera como tal, sino como un conato de poeta: «me gusta pensar que estoy en la posibilidad de ser poeta, es más seductor”, quien también es egresado en Filosofía por la Universidad Autónoma de Querétaro, rememora sus primeros poemas en la etapa de la secundaria en honor a una chica. Poco más adelante, durante su etapa preparatoriana, le nace el gusto por la filosofía a través de sus profesores: «siempre fui un mal estudiante, pero yo creo que tuve maestros muy entregados y muy comprometidos con su oficio como lo son Tomas Ortega Osorio, José Antonio Hernández Cortina, Raúl López. Ellos influyeron mucho para que yo me pusiera a estudiar poemas y ellos me indicaban que yo tenía que conocer a Francisco Cervantes». 

Este último personaje lo podemos ubicar a las afueras del Museo de la Ciudad en Querétaro, inmortalizado por una escultura de bronce sentado junto a un felino. Francisco Cervantes fue el Virgilio que lo encaminó hacia el paraíso e infierno que puede construir el mundo de la poesía, Tadeus lo recuerda como un ser generoso quien le obsequió  una frase que marca sus inicios en las letras: «El poema siempre te dice algo más, no se queda en las imágenes…hay un relato una idea, una sensación que te promete el poema». En el mismo camino, llegó a la Escuela de Escritores donde conoció a Luis Alberto Arellano y Miguel Aguilar Carrillo, quienes lo acercaron cada vez más hacía la poesía, pero Tadeus necesitaba acercarse también al sentido, al significado en las ideas: «y busqué la filosofía».

La poesía que incomoda: ¡yo compraría todo eso por un dólar!

La formación literaria que recibimos escuetamente durante la educación básica, es solo una ligera degustación de fragmentos de algunos clásicos que se remontan más a lo romántico y a lo épico. Por lo tanto, es casi inconcebible pensar que hechos tan atroces como un secuestro pueda ser fuente de inspiración para generar poesía. 

Para Tadeus la poesía no se busca. La musa Calíope puede asaltarte en cualquier momento, ya sea  leyendo nota roja, bebiendo un Red Bull, escuchando anécdotas sobre table dance o en el set de grabación de una película porno. Hay muchas realidades que emergen desde la violencia; lo burdo o el horror; por lo tanto, no es sorprendente que la poesía lleve al terreno de las letras el drama más cotidiano como el gozo de adquirir ejemplares de la nota roja. 

Ante la pregunta sobre la incomodidad que pudiera surgir por poemas como el de Fantasy Table Dance o Gianna comenta: «Sí pueden resultar incómodas, pues la obra de arte no únicamente es un mero  placer hacia lo bello, sino que también incomoda; también choca, pero te toca, no deja de tocarte, no deja de tener un contacto contigo. Me parece que la sociedad, una de las formas que tiene actualmente, es también este dolor, esta desesperación que se está volviendo como algo de todos los días. Si la sociedad quiere para el mundo escuchar bellas canciones de amor, pues tiene que trabajar para ello. Nos estamos matando como si fuéramos conejos. Estamos con un grado de violencia, con una discriminación… Estamos dejando que la gente se muera fuera de los hospitales como animales con un gobierno insensible que únicamente juegan del lado de los que tienen el dinero».

Francis Bacon no es filósofo: Teorema de Medusa

La tradición griega nos ha hecho creer que todo filósofo es poeta. Esquilo, Eurípides, Píndaro. Tal vez este fenómeno surja debido al cuidado estético con el que se presentaban los argumentos, diálogos, eufemismos, dramaturgia. En la actualidad las y los autores nos deben confesar sus intenciones en cada escrito. Pareciera que hemos perdido la capacidad para identificar los distintos géneros literarios, o solo sea un síntoma de la eterna crisis educativa.

«Una vez me dijeron: “usted nada más escribe sobre alcohol”. No; tengo el teorema de Medusa». Tadeus muestra una especie de sentimiento de padre orgulloso ante el regreso del hijo pródigo cuando se expresa sobre esta colección: «Teorema de Medusa es como un capítulo de mi vida con muchas anécdotas».

Teorema de Medusa es una colección compuesta por tres capítulos: El primero, «El pensamiento reptando entre cañas», comparte una subjetividad evidente del conato de poeta que es Tadeus, mencionando a algunos rockstars de la filosofía como lo son Nietszche y Sócrates. También escribe sobre los conceptos eternamente conceptualizados como lo son el tiempo —Heidegger—, el límite del pensamiento —Kant, Santo Tomás— o el arte de interpretar. El título alude a la película del cineasta italiano Paolo Passolini «Teorema»: «…la idea en sí de una demostración matemática. Es que no hay una demostración matemática de dos sentidos, y yo siento que en Teorema había muchas pasiones escondidas. Es como la lucha del hombre por intentar agarrar el conocimiento. Tiene que ser algo místico, algo que está totalmente fuera del conocimiento racional y por eso el Teorema de medusa es como una contraposición; cómo se mete la Medusa como esa mujer con cabellos de serpiente que te congela, contrario a la razón».

Otro de los roles de Tadeus es dedicarse y vivir de la docencia. Ha sido profesor de historia en secundarias y preparatorias. Por lo tanto, durante la charla el tema de la educación fue fundamental para comprender que este aspirante de poeta y egresado en filosofía, mantiene una fuerte convicción en los papeles de la docencia y la enseñanza como medios para la toma de decisiones: «Para mí no es un reto que mi alumnos de prepa lean a Heidegger, mi reto es que se enamoren de la filosofía, que tal cosa que vean en un museo, digan: “¡Ah! esto me lo explicaron en filosofía”. Que el día de mañana puedan agarrar un libro de filosofía y otro de literatura».

En el capítulo dos: «Descartes, por Francis Bacon», Tadeus juega con el homónimo de Francis Bacon, cuyo pintor puede ser naturalmente confundido. «Tiene que ver con la vida de Descartes y Bacon; es el pintor, no el filósofo. Él tiene un cuadro que me gusta mucho, se llama el papa Inocencio. A diferencia del papa Inocencio de Velázquez donde es un Inocencio imponente-elegante-sobrio, el de Bacon está totalmente con los ojos en blanco, horrorizado… Puede ser un juego y se puede creer que es el filósofo, y por eso agarre este juego. Puede ser una cosa muy seductora por el nombre de Francis Bacon, por eso lo agarré, por la motricidad de los sentidos. Puede ser uno y el otro… En literatura y en  las artes eso es lo rico, la plurisignificación;  una cosa puede tener muchos significados, y uno los puede encontrar cada vez que vas a leer un texto, como una mina que puede decirte muchos significados».

Este poema podría ser uno de los síntomas que Tadeus ha mostrado durante toda la charla: la enfermedad de la búsqueda por la pasión, de la seducción, del que hay algo más. Podría hablarse de ser una enfermedad, ya que ante la actual era digital, la tendencia es no cuestionar la imagen que se representa. Sin embargo, aún prevalece una minoría, la cual no solo quiere entender la conformación del pensamiento humano, sino resignificar lo que pudo haber inspirado a Descartes durante las noches mientras observaba el fuego de la hoguera y conspiraba contra su propia existencia.

«Descartes es un excelente escritor, porque es un autor muy literario. Es un autor muy ameno que en primera persona te va narrando su explicación, es como si fuera a acceder a la verdad como una búsqueda personal, no es nada nuevo en la historia de la filosofía; San Agustín hace lo mismo con las Confesiones, o el filósofo más influyente de esta cochina humanidad: Sócrates, que toma a la filosofía como la búsqueda de la verdad. Los tres filósofos se concentran en buscar la verdad y el método… Yo quería hacer un juego pensando en San Agustín. Yo pienso en el por qué la filosofía no puede ser como un poema».

Es imprescindible tener el contexto de cómo Tadeus entró al mundo de la poesía: «… En forma de vivencia… le escribía poemas a una chica de secundaria. Yo seguí en la poesía por la tragedia, por la derrota, por la promesa de un mundo mejor. Siempre he buscado sentir algo más. Antes de dormir me gusta pensar que me encantaría que sucediera algo extraordinario en mi vida, algo muy inesperado…y la filosofía y la poesía me prometen ese algo más… Me interesa mostrar un Descartes pasional y yo quería ver al Descartes hombre que sufre, que se apasiona o que se emociona en su trayecto filosófico, en su trayectoria de encontrar “el pienso y luego existo”. Yo quería ese proceso carnal, por eso las imágenes, por eso este pintar desesperado».

La poesía en tiempos de Twitter: ¿para qué sirve la poesía?

Tadeus es un creyente fiel de que el amor es un acto revolucionario, pues se le hace absurdo que se cuestione a quienes hacen algo por el hecho de hacerlo sin recibir algo a cambio. En el mismo contexto, cuál sería el papel utilitario de la poesía en tiempos donde las redes sociales te limitan a escribir determinado número de caracteres. «Platón ya había tomado el tema del problema con la escritura. Platón dice que mis palabras se van a deformar o se van a cambiar. Y del otro lado, yo como lector no  voy a saber las razones que tenía Platón o Descartes al momento de escribir».

Ante este planteamiento se le pregunta a Tadeus si es indiscutible apelar a la hermenéutica como una herramienta fundamental para los lectores: «Sí, claro, yo lo hago desde la poesía —ejercicio de hermenéutica—, pues me parece que en la poesía hay más libertad. Y una cosa sí me interesa, me interesa la filosofía y me interesa que la gente estudie, o que la goce, que encuentre pasadizos secretos donde pueda internarse, y yo pienso que el vehículo más importante, puede ser la poesía. Cada libro es una faceta de mi pensamiento, soy maestro… soy hijo… la vida son fases… Puedo escribir sobre Descartes, Francis Bacon y me gusta jugar con esto, como en Teorema de medusa que es Apolodoro de Efeso, pero también me gusta pensar que le escribí un poema a Chester Cheetos o al acto de beber red bull».


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