Fotografía: César Gómez


El barrio de La Cruz experimenta un proceso de gentrificación terciaria, de acuerdo al urbanista Daniel Hiernaux-Nicolas, quien, contrario a lo que se observa en otras ciudades, sostiene que en este barrio el fenómeno de gentrificación se concentra en el ámbito comercial y turístico.

«En La Cruz estamos presenciando una transformación del comercio local, con la aparición de nuevos establecimientos orientados al turismo y no necesariamente a la población residente», explicó Hiernaux-Nicolas.

Este cambio se manifiesta en la proliferación de restaurantes, cafeterías, bares y hoteles en las calles que antes albergaban tiendas familiares y comercios tradicionales. Según el experto, esta tendencia refleja el creciente interés de inversores y empresarios por capitalizar el atractivo turístico y cultural del Centro Histórico y sus zonas aledañas.

«Los centros históricos están adquiriendo una nueva relevancia como destinos turísticos, lo que está generando un aumento en el valor de la renta y una mayor demanda de espacios comerciales», destacó.

Si bien este proceso puede tener beneficios económicos para la zona, también plantea desafíos en términos de preservación del patrimonio cultural y acceso a la vivienda para los residentes locales. «La gentrificación terciaria en La Cruz plantea interrogantes sobre la identidad y el carácter del barrio. Es fundamental encontrar un equilibrio que permita la revitalización económica sin comprometer la autenticidad y la diversidad del tejido social».

Hiernaux-Nicolas describe cómo calles emblemáticas como la 5 de Mayo han sido testigos de una transformación radical, donde antiguas casas habitación han sido reemplazadas mayoritariamente por hoteles, restaurantes y bares. Este cambio en los negocios tradicionales es una clara señal de gentrificación, donde los establecimientos locales como zapaterías, tiendas de barrio o sastrerías son sustituidos por cadenas comerciales o emprendimientos modernos.

El proceso de gentrificación en La Cruz se ve impulsado, en parte, por la revitalización urbana liderada por el gobierno municipal. Inicialmente, estas iniciativas se llevaron a cabo en el centro de la ciudad, pero posteriormente se expandieron al barrio de La Cruz. Sin embargo, estas remodelaciones urbanas no fueron planificadas con la participación adecuada de la comunidad.

La ausencia de una política pública efectiva ha permitido que la gentrificación progrese sin control en La Cruz. La concesión de licencias y permisos para cambios de uso de suelo ha facilitado la instalación de nuevos negocios y el aumento de los precios de la vivienda. Esta falta de regulación ha sido explotada por intereses económicos que buscan obtener beneficios rápidos a expensas de la comunidad local.

«Si gobierno municipal no diera licencias ni el acuerdo de cambio de uso de suelo, no pasa, pero lo permitieron. ¿Qué pasa? Que hay intereses detrás. Eso provoca que si tú compras una casa que vale dos millones, pones negocio y logras el cambio de uso de suelo, ahora vale cuatro».

Este proceso de gentrificación progresiva en La Cruz ha despertado preocupaciones sobre el futuro de otros barrios periféricos, como San Francisquito. Se teme que estos barrios también se vean afectados por procesos similares, convirtiéndolos en zonas semicéntricas atractivas para el comercio y la vivienda, pero a expensas de la comunidad original.

La falta de planificación urbana y la corrupción en la ejecución de obras públicas han exacerbado el problema en La Cruz. Muchas de estas obras, destinadas a embellecer el área, han sido utilizadas como fuente de corrupción, beneficiando a individuos con conexiones políticas en lugar de mejorar la calidad de vida de los residentes.

En este contexto, La Cruz se ha convertido en un «laboratorio» de gentrificación en Querétaro, donde la falta de políticas antigentrificación y la intervención urbana sin control están transformando profundamente el barrio y amenazando la cohesión social de la comunidad local.

«Esa transformación progresiva de un barrio como La Cruz, que realmente es un laboratorio, porque es el primer lugar de Querétaro con ausencia de política antigentrificación y el gobierno insiste que se vea bien, hacen todo, esas obras de calles, de banquetas, son obras que favoceren la gentrificación porque le dan una renta en sentido marxista, algo que no proviene de una transformación de valor, y tu casa vale más porque la banqueta es bonita y eso genera mayores precios».

La gentrificación terciaria en La Cruz es un fenómeno complejo que requiere una respuesta integral por parte de las autoridades y la comunidad local. Solo a través de un enfoque colaborativo y participativo se podrá encontrar un equilibrio entre el progreso económico y la preservación del patrimonio cultural de este emblemático barrio queretano, concluyó el urbanista.

David Álvarez
davidalv1990@gmail.com
Sociólogo, periodista y gestor cultural. Dirige Proyecto Saltapatrás.

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