Por: Miss Cosmic Trash


Existen dos tipos de personas, las que siempre dan todo por sentado y viven al día, y las que tienen la mente a mil revoluciones por segundo y los mata la curiosidad. Sin duda yo pertenezco al segundo grupo de personas, y pareciera que mis contemporáneos —o al menos la mayoría— cuentan con esta misma característica.

Mi generación tiene que vivir el día como si fuera el último, como si el tiempo —en este tiempo— corriera de una manera descomunal y tuviéramos miedo a desintegrarnos en un instante.

Generalmente terminamos en una fiesta, en la casa de cualquier desconocido, con el hocico lleno de pastillas, una mujer en las piernas, dos cervezas en la mano y la cruda es mortal. Pero nadie experimenta en cabeza ajena.

Así es como Andrés Cota Heriart salpica de intensidad a cualquiera que lee su libro: «Cabeza ajena».

Una novela que hace referencia a la gran velocidad a la que viven algunos jóvenes, pero que a su vez da cuenta de lo nítidas que se ven cada una de las experiencias vividas. 

En cuanto nos sumergimos en sus páginas empieza un viaje de aceleración exponencial y con sabor a todos los colores del planeta, con beats que te retumban en los oídos y te aceleran el corazón ansiando la dosis del capítulo siguiente, hasta que llegas a un final que te deja con los ojos en blanco, blancos como la cocaína más pura que puedas conseguir.

En una mezcla de literatura con ciencia, aprendes un poco acerca de cada sustancia que consumes, y entiendes de una manera muy gráfica, cómo son los viajes a través de la resbaladilla de los estupefacientes. Esto es lo que más llena de la lectura, que, a más de ser una pieza literaria, es una herramienta de divulgación muy llamativa y con lenguaje adecuado para esta generación, y la de arriba y las que siguen.

Ampliamente puedo asegurar que, en cuanto tengan en sus manos este libro se van a dar cuenta que dejar de leerlo es casi imposible, entras en un estado de abstinencia que solo se calma cuando le das a tu cuerpo más lectura. 

Adéntrense en este aquelarre de sensaciones, que logra explicar la química de los chochos y nos deja en claro que el amor es la droga más potente del mundo.


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vivi.castaneira@gmail.com

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