Fotografía: Laura Santos


Rubén Cantor, nacido en la Ciudad de México en 1987, es un escritor y bibliotecario que ha encontrado en las palabras una vía para expresarse y explorar las complejidades de la vida y la sociedad. Actualmente, trabaja en la Dirección General de Bibliotecas de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), donde ha desempeñado un papel esencial durante nueve años en el área de Coordinación de Gestión de Colecciones.

Su viaje hacia la literatura comenzó de manera inusual. Durante la preparatoria, Rubén tenía aspiraciones cinematográficas y deseaba estudiar guionismo cinematográfico. Sin embargo, descubrió que acceder a programas de cine y guion en México era un desafío. En su búsqueda de una forma creativa de contar historias, Rubén encontró un taller gratuito de creación literaria impartido por Benjamín Moreno en el Centro de las Artes de Querétaro. Este taller de un año le proporcionó las bases necesarias y la confianza en sí mismo para adentrarse en el mundo de la escritura.

«Le debo mucho a Benjamín», resalta, siendo su primera iniciación en la escritura para después incorporarse a otra convocatoria con Eduardo Antonio Parra: «con él empecé mi primera novela que es «El mal burgués», que fue lo primero que hice extenso y comencé a escribir novela a partir de ahí».

Su primera incursión, entonces, fue «El mal burgués», una novela que exploró la idea de lo que podría motivar a la gente a tomar acción. La historia se centra en el robo de televisores en un pueblo y cómo este evento aparentemente trivial desencadena una serie de eventos cómicos y reveladores. Esta novela refleja la inclinación de Rubén por utilizar la sátira y el humor negro para arrojar luz sobre cuestiones sociales y políticas.

«Cuando escribí El mal burgués y quería decidir de qué ibra a tratar, a una amiga le robaron su bicicleta en su jardín, sin que en ningún momento se diera cuenta. Eso me impactó, el cómo ese robo tan descarado y obvio sucede todo el tiempo. Fue ahí que quise enfocar la historia sobre algo que roban, que la gente no se da cuenta y que termina afectando su vida. ¿Qué le podrían robar a la gente para que hiciera algo? ¿Y qué tal si le roban a todo el pueblo las televisiones?».

«Kafkacóatl» fue su primer trabajo publicado y surgió en respuesta a una oportunidad inmediata. El proceso de escribir este cuento le inspiró a adentrarse en la narrativa corta, pero su verdadera pasión residía en las novelas. Para él, las novelas permiten una mayor expansión y la posibilidad de tejer múltiples historias y personajes en un solo relato.

«Escribí primero «El mal burgués», pero «Kafkacóatl» fue lo primero en publicarse. Estaba en el proceso de publicar la novela y como soy muy desesperado quería algo más inmediato y fue cuando Oliver Herring, quien coordinaba el Oficio Mayor y por el que conocí a Eduardo Antonio Parra nos preguntó si teníamos algo escrito y vi la oportunidad de publicar algo en forma».

Rubén se formó académicamente en Periodismo y Comunicación, una disciplina que considera intrínsecamente ligada a la escritura literaria. Durante su maestría en Literatura, tuvo la oportunidad de explorar autores latinoamericanos y descubrir cómo la literatura y el periodismo pueden coexistir en una narrativa fuerte.

«Del periodismo a la literatura fue un camino muy natural, pues hay autores que he leído que me significan mucho porque es gente que es periodista y escribe novelas como Fernanda Melchor, Truman Capote, Chuck Palahniuk. Me di cuenta que el periodismo y la literatura están ligados y que podía contar historias que se anclaran a la realidad y que tuvieran una crítica social».

Sus obras literarias también son una plataforma para la crítica social y política. «Norcorea», su segunda novela, aborda la cuestión del periodismo sesgado y cómo las noticias pueden ser manipuladas para ocultar la verdad. Inspirado por una noticia real de un misterioso asesinato en una fábrica, Rubén explora la relación entre la prensa y la realidad.

«Me gusta burlarme de la clase política, del periodismo y en mi segunda novela hay una crítica directa hacia el periodismo. «Norcorea» inicia con el asesinato de un empleado en la Volskwagen México, que es una nota que leí, donde querían tildar de crimen pasional un problema que pudo ser un accidente laboral. Me sorprendió cómo pueden jugar con la vida de alguien. Decidí retomar esa noticia. Era una manera de sacar mis cuatro años de carrera».

Para Rubén, escribir es una forma de terapia y un escape de las tensiones diarias. Considera que la literatura le permite liberar su creatividad y abordar temas que le preocupan de una manera más constructiva y saludable. Además, encuentra satisfacción en entretener a sus lectores mientras les entrega un mensaje subyacente, sin ser panfletario.

«Escribir es una terapia importante para mí, porque es un escape de mi trabajo. Lamentablemente en México es difícil vivir de la escritura, la mayoría tenemos un trabajo y escribir es un divertimento y en particular mi escape de mi rol de bibliotecario. Mucho de lo que pasa en mi trabajo lo saco en la escritura».

Este año, Rubén Cantor se prepara para el lanzamiento de su tercera novela, «Galatasaray», una historia de asesinato en una biblioteca universitaria que promete sumergir al lector en el intrigante mundo de los bibliotecarios. Esta nueva obra se publicará en colaboración con Palíndroma y el Gobierno del Estado de Querétaro, y seguro continuará la tradición de crítica social y sátira que caracteriza el trabajo literario de Rubén.

En definitiva, Rubén Cantor ha encontrado su voz única en la literatura y sigue siendo una figura importante en la comunidad bibliotecaria y literaria de Querétaro y más allá. Su habilidad para mezclar humor, crítica social y narrativa intrigante lo convierte en un autor a seguir de cerca.

David Álvarez
davidalv1990@gmail.com
Sociólogo, periodista y gestor cultural. Dirige Proyecto Saltapatrás.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *